11. La corazonada

Al entrar, Dedé David aún está tan confuso por el encuentro que no ve las zapatillas de la Lomógrafa y tropieza con ellas... la Traductora sale de la cocina con un delantal algo “pomposo”, asaltada por el ruido de la caída, y corre a socorrer a su invitado... Ve las malditas zapatillas y suelta un berrido dirigido a su compañera de piso...

Cenan relajadamente sin la tercera en discordia... charlan, conocen detalles del otro…

Ella lleva ocho meses corrigiendo traducciones de textos hoteleros para una página de internet... comenta que se encuentra con errores garrafales que la hacen partirse de risa... “sea views” por “opiniones marítimas”... ella y sus compañeras empezaron a hacer una lista de curiosidades y ya tienen para publicar un libro... aprovecha la conexión para hablar en chats extranjeros y practicar diferentes idiomas...

Él explica que trabaja (o trabajaba) en un diario... sin embargo, un día, llevado por una corazonada, tuvo que marcharse... lleva mucho tiempo fuera y es posible que lo hayan despedido, pero no le importa porque sigue la pista de “algo” que de alguna manera podría revelarle otro “algo” esencial... guarda silencio y se ríe... desdramatizando, añade que también llenaba los ratos libres flirteando a través de la red... La Traductora también se ríe... a lo mejor, incluso han hablado…

Dedé detiene unos segundos la mirada sobre la libreta… Ella le pregunta por qué está tan interesado en el caso… él dice que es otra corazonada… les han dicho que el capnonauta murió asfixiado por el humo, pero el incendio fue tan pequeño... sólo hizo falta ver el humo y la puerta intacta, una puerta que sigue precintada y que continúan vigilando policías de incógnito… ¿realmente es creíble todo eso?...

—What do you mean? —pregunta ella exaltada, intrigada, esperando oír lo que piensa.
—I mean he was murdered.
—God Almighty! —exclama fascinada. Acaba de decidir que le ayudará a traducir la libreta.


9 comentarios

Madame Blavatsky dijo...

Oh my God! How repipi is the Traductora, my oh my!

jajajaj
muy bueno...
el periodista y la traductora van a resolver el misterio, para que luego digan que la lengua no sirve de nada...

Anónimo dijo...

Es un gusto tener una groupie que escribe en el vacío cósmico de esta página. Al menos contigo mi voz resuena.


MINOS: Hablas como por sobre de mí. Estamos solos pero no es amí a quien hablas.
ARIADNA: Hablar en hablarse.
MINOS: Vete sola, entonces.
ARIADNA: Eres como una lámina de bronce, me oigo mejor si te hablo.

Los reyes, de Julio Cortázar

Anónimo dijo...

¡Y sí, la Traductora es una pomposa! Quería que tuviera todas esas expresiones británicas tan recargadas. "God Almighty!" me pareció la más acertada a su personalidad.

Es curioso, sin esperármelo, el rasgo de fascinación por la historia de la Traductora ha acabado equiparándose al de Madame, lo cual me hace muy feliz.

Madame Blavatsky dijo...

cómo?
el rasgo de fascinación por la historia de la traductora se equipara a mi rasgo de fascinación???

eso has querido decir??
especifica

Madame Blavatsky dijo...

groupie, muy bueno.

La verdad es que hablarse a uno mismo, digan lo que digan nunca es hablarse. Uno siempre habla para que lo escuchen, diga lo que diga.

Anónimo dijo...

Sí, a esa equiparación me refería, sin ser tan pomposa la Madame. Me ha flipado que te flipara tanto la historia. Flipando que te flipas, neng.XDDD

Y sí, se habla para que te escuchen, pero para que te escuchen y acepten tu punto de vista. Tu público la grandísima mayoría (hipérbole hiperboluda) de las veces deseas que sean tu séquito, tu rebaño, no tus interlocutores. If I'm a spot of nothing, I dream to be God... o como se escriba.

Anónimo dijo...

o cÓmo se escriba

...

¡¿O COMO SE ESCRIBE?!

Tengo dudas ortográficas, ¡Diox!

Anónimo dijo...

Duda existenciortográfica solucionada por madame.

Como, sin acento, porque es una comparación. Dios, qué mal momento pasé!!! XDD

Madame Blavatsky dijo...

no te sulfures!!

ya te he aclarado la duda, pero de todas formas piensa que es bueno dudar porque conozco un chiste que decía:

Un profesor al alumno:
- Juanito, si tienes dudas, deberías consultar el diccionario.
- Ya, profesor, pero es que yo... nunca ¡dudo!