La esperanza es lo último que nos pierde

Cuando empezó la pesadilla, el dinosaurio todavía estaba allí... No se ha movido ni un milímetro y sigue driblando la extinción a golpe de odio... No valió de mucho la solidaridad del inicio... Aunque de la paralización del sistema germinaron manos tendidas por doquier, sus brazos no tardaron en cruzarse y caer...

La bondad requiere combustible y no carbón... Nuestra mente deformada por la programación catódica apostólica siempre espera recompensa por sus buenas acciones... Pero no la hubo... Hay quien se esforzó hasta el límite y perdió a sus seres queridos... Hay quien hizo lo que le ordenaron y tuvo que cerrar su negocio... Hay quien no hizo nada, ni para bien ni para mal, y se quedó sin vacaciones...

Tampoco ha habido castigo para los primos que violan los cimientos de la fraternidad con su incestuoso pensamiento... liberticidas que conducen su albedrío como una apisonadora por encima del resto, conspiranoicos que necesitan inventar razones en su fantasía para justificar su propio egoísmo, fiscales de balcón y de tribuna tan faltos de respuestas como de preguntas útiles...

Esperábamos brotes verdes, pero sólo obtuvimos un nuevo brote vírico... Las tres semanas iniciales se convirtieron en seis, en siete, en nueve... sumaron otra, y otra, y otra más... Se alargó tanto que confundimos la luz del verano con el resplandor al final del túnel... Nuestros ánimos se marchitaron, incapaces de sintetizar los datos en una vacuna contra el desencanto...

Debemos asumir que la pandemia es una carrera de fondo... alcanzar la meta no es cuestión de velocidad sino de resistencia... los sprints suben la adrenalina, pero nos vacían el tanque de oxígeno... cabe mantener la calma y la respiración, minimizar los riesgos y los daños, hacer piña para no despeñarnos, y contribuir aunque sea no estorbando...

Los saurios prehistóricos siguen protegiendo sus tronos de huesos gracias a la desmemoria y la mentira... Arman el caos para atribular las ideas, bloquear los movimientos y amordazar las soluciones... No hay meteorito que valga en un futuro por existir, porque el presente es el único campo de batalla... Hay que reconstruir los apoyos mutuos y avanzar unidos contra el enemigo común...