Mostrando entradas con la etiqueta Vivienda. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vivienda. Mostrar todas las entradas

Pico de luz y sombras

La patronal estaba tan en desacuerdo que ni siquiera quiso estar en la negociación... su postura ha estado tan congelada como su propuesta para el salario mínimo interprofesional... la ministra de trabajo Yolanda Díaz ha intentado que la CEOE no se abstuviera, pero tras nueve largos meses la ministra ha seguido hacia adelante con el resto de agentes sociales...

El resultado sabe a poco después de la subida de 735 a 900 euros de 2019, pero debe servir para reflexionar sobre lo muy poco que se cobraba para el nivel de vida actual, y lo mucho que hay que batallar para obtener una mínima mejora en la calidad en nuestro día a día... queda cristalinamente claro por qué presionaron para que Podemos no obtuviera la cartera de Trabajo...

Con alquileres de 1000 euros promocionándose tan campantes, y la luz subiendo a la velocidad de sí misma, no querer aumentar los sueldos más bajos es de psicópatas... El incremento de quince euros actual coloca el SMI en 965 euros retroactivamente desde el 1 de septiembre... un total de unos exiguos, pero no por ello menos necesarios, 70 euros de ganancia respecto a 2020...

Mientras tanto, el gobierno bipartito no se pone de acuerdo en la reforma de la Ley de la Vivienda, básicamente porque el PSOE remolonea en cumplir los pactos de la coalición... La escalada del 42% en los alquileres de Barcelona entre 2014 y 2019 ha llevado al ayuntamiento de la capital a declarar la ciudad área de mercado de vivienda tensa por tal de poder regular los precios...

¿Servirá de algo ahora que el prohibitivo recibo de la electricidad está encareciendo la cesta de la compra?... récord tras récord tras récord tras récord, los picos se suceden como chutes de una adicción cuya única salida parece ser la más profunda oscuridad... la precariedad energética nos alcanza como un relámpago cuyo brillo desluce ante las cegadoras cifras que se manejan...

El primer semestre del año en curso las cuatro grandes eléctricas superaron los 3200 millones en beneficios... Iberdrola, Endesa, Naturgy y REE repartieron entre sus accionistas 6.223,8 millones en dividendos por sus resultados el año anterior... si bien el Gobierno plantea recortar los beneficios de las mismas, diestra y ultradiestra se han propuesto tumbar la medida en el Congreso...

Y aún así, las encuestas van y vienen con el augurio de que el centroizquierda pueda caer... es desolador, la penumbra engulle un futuro más negro de lo que nos imaginamos... la escasez de energía viene de la mano de una terrible crisis climática... vamos en estampida hacia el precipicio, sin frenos ni paracaídas, pero drogados y con una sonrisa de luz impagable...


Fuentes: OMIE, www.epdata.es

Sobrevivienda


Quinientos cincuenta al mes no le parecía suficiente, por eso nos subió a setecientos veinticinco, pero sólo porque éramos nosotros, porque éramos buenos pagadores y no le habíamos dado problemas, que su hijo quería subirnos hasta los ochocientos... G - R - A - C - I - A - S...

Los cambios bruscos nunca son bien recibidos... contradicciones: para buscar piso se necesita un contrato indefinido, pero para poder visitarlos debes estar disponible las veinticuatro horas... “es que a las seis y media es algo tarde”... ¿hasta qué hora trabaja la gente en este país?... ¿cuán pronto son capaces de llegar a casa?...

Mínimo una hora de ida y otra de vuelta, desplazamiento aún más dilatado por obras... e ir a ver las distintas opciones, a oscuras, con los móviles por linternas... ridículamente, uno se acuerda de los programas televisivos de casas, de esas mansiones canadienses de trescientos metros cuadrados perfectamente maquilladas para el cliente...

Sin bombillas ni muebles, y ahora también sin electrodomésticos, pero doscientos y trescientos euros más caros que cinco años atrás... pareciera que la crisis ha terminado, y que las familias viven holgadamente con la pensión del abuelo, dinero “gratuito” a espuertas sin necesidad de trabajar... un mundo de la piruleta más jaula que Jauja...

No sólo las habitaciones están en penumbras... los vecindarios más asequibles parecen un videojuego de terror en el que ruge sin cesar una autovía tan cercana que parecen derrapar en el comedor... y, aún así, cuando en la desesperación aparece algo que podría llamarse hogar, algún madrugador ya ha pagado la fianza de reserva...

Pedir vacaciones para encontrar donde vivir, para pagar impuestos en el banco y para hacerse una radiografía en el hospital... Hay veces que los deseos se hacen realidad, y no te renuevan en la empresa, y tienes todo el tiempo para correr de aquí para allá, a agencias inmobiliarias, a citas en la otra punta de la ciudad, a la oficina del paro...

Entonces conoces al que ofrece un piso con vistas a una terraza que pertenece al vecino, a la que etiqueta una caja de zapatos como “ideal para parejas”, al que aprovecha el momento en que hincas la rodilla para exigir más dinero, a la que te enseña un zulo bajo el aullido atronador de una alarma como si fueras tú el que está robando...

Cuando por fin cedes, y al borde del llanto aceptas un piso decente con un alquiler indecente mientras el coro de la tragedia canta con denuedo que te hipoteques a treinta y cinco años, la cosa no termina, la mudanza comienza en un escaso fin de semana en el que cargas sin dar crédito todo lo que has reunido durante un lustro...

Diógenes del capitalismo, acumuladores de libros, ropa y muebles de Ikea, esa no es la mayor carga... lo peor es que esta miseria se siente como capricho, mala conciencia de submileurista que en realidad no tiene donde caerse vivo... llegar a respirar por encima de nuestras posibilidades es tan fácil como aterrador...

Lo que se construyó, echarlo abajo para volver a encajarlo en otro espacio, ya no por cinco años sino por tres, y pagando el ITP, como si en vez de contratar temporalmente uno lo adquiriera para siempre... salir de la zona de confort a patadas para reconfigurar tu mente en la panacea del coaching del nuevo comienzo, de la nueva oportunidad...

Se acaba aceptando la puñalada como una cura contra la rutina del mismo modo que se termina por apreciar una canción de mierda a fuerza de escucharla goebbelianamente... Nadie niega que de situaciones así se pueda ir a mejor, pero nada previene que un trastorno semejante no devenga en una locura alientante...

Los mefistofélicos y esclavizantes nuevos diccionarios de felicidad que están redactando los gobiernos patrios y sus mandamases multinacionales utilizan estos ejemplos para ensalzar como una bandera la inestabilidad y la precariedad reinante... los cerdos y sus sabuesos venden como oportunidad la falta de tales...

Mientras tanto, tú en el balcón de tu casa nueva, agotado pero con una sonrisa, olvidándote de que ni es tuya, ni es nueva, ni las cosas van a cambiar como sigamos por este camino... a lo lejos, pero cada vez más cerca, una enorme burbuja biliosa asoma tras el horizonte de casas vacías como un aciago amanecer a punto de estallar...


Erial

un paisaje seco en la rodilla...

parques de óxido y hueso, cementerios de elefantes, playas de ballenas donde juegan los niños flacos, futuros huecos...

campos de sal y piscinas de sulfato de cobre, cámaras de videovigilancia enfocando plazas de cemento, barranquismo vertical a la sombra de arquitecturas imperiales, aluminosis de la ética, trencadís del corazón, alveolos cerrados a cal y amianto, abejas desahuciadas con la noche, farolas apagadas a patadas, troncos desnudos, hojas de herrumbre en los paseos, primaveras otoñales...

en la fría madrugada, sábanas de fantasmas y metropolitanos fúnebres, desoladores autobuses en hora punta, monovolúmenes repletos de tuppers, quermes en la tribuna de los tronos, grana de sangre de toro en el coso, coliseos con fieras de doma, pistas de arcilla sin zurdos, jugando a derechas sin acierto, siniestro peloteo de traidores, púlpitos a la gallega, faraones en estafas piramidales, candidaturas de cadalsos y catafalcos, estatuas ecuestres...

clamar, reclamar, atravesar un desierto de aserraduras...

piel sin cultivo ni labranza, yermo vil, triste páramo...

El ruido en los muros

Como un lamento, recorren las paredes ballenas melancólicas, navegan a través de los tabiques sin que nadie pueda verlas, su eco se extiende como un sudario fantasmagórico, un cementerio en el cemento de los muros de cetáceos moribundos arrastrándose pesadamente a través de estas aguas artificiales, a través de cañerías y radiadores, cruzando los zócalos y la luz de las lámparas, pesadas sillas arrastradas en el piso superior por ancianas seniles a quien no puedes gritar, con quien no puedes enfadarte, pero a quien sin duda deseas la más pronta de las ausencias...

La convivencia se ha convertido en una onerosa rutina, la salvación ha sido aplomada por el recalcitrante solipsismo impuesto desde los pupitres catódicos... no queremos que nadie más exista, nada de dolor ajeno pese a la inevitable decadencia de la materia, carne y barro que ahora parecen corporeizar tantas cosas que creíamos intocables... de noche, la mujer separa minuciosamente mesillas de camas, sillas de mesas, escritorios de armarios, sofás de estanterías, con la excusa de evitar el incendio, de que se extienda el fuego, pero construyendo un laberinto de pasillos inermes hacia su cuerpo...

Yo no he visto arder ni la carne ni el barro, la he visto cocinarse suavemente o con furia, lo he visto moldearse e imitar a otros objetos, pero no los he visto consumirse, no he vivido un gran incendio... es probable que no lo veamos... las mangueras, como maromas y como sogas en cada pared (no en sus receptáculos para romper si se diera el caso sino a la vista para evitar los martillos, la violencia), nos recuerdan que el caso ni lo habrá ni se hará... cada vez más visibles, menos avergonzadas, menos rojas... los trajes de carne cada vez más hediondos, el maloliente barro deslizándose por debajo de la pernera de los pantalones y del dobladillo de las faldas, dibujando el camino que han recorrido, que ya ni nos pagan por limpiar ni nos felicitarán por deglutir...

Es lo que hay, será la respuesta, y todo lo que consideramos sagrado se hará carne y se hace barro, absolutamente todo se hace tangible, contemplas las franjas negras en tu chándal dibujadas por la luz entorpecida por las barras y estrellas la mirada y la voz en el hueco cercenado y sin retorno, se apagan en la inmensidad de ese recorte de cielo centelleante imposible de mirar... parece que todas las medidas están dispuestas y alerta, que el código fuente tiene insecticida suficiente, que lo que creías poseer definitivamente te empuja hacia un filo ciegamente...

Ahí, sin duda, los dirigentes nos invitan, con sus sonrisas de barro y sus santas medallas de carne, sin cortes pero con caricias en el cuello de frío metal, donde estemos y estén tranquilos, donde sepamos y sepan que es mejor mantener la vista en el futuro que a los lados, que si nos giramos sea con envidia y con enfado, que odiemos el atronador ruido de los muros y no nos preguntemos por qué llora una ingrávida bestia de ciento veinte toneladas, de por qué esa mujer está sola y tiene miedo de convertirse en ceniza, de por qué cada vez condenamos más a los que viven con nosotros y como nosotros e indultamos con olvido y sin reparo a los que viven de nosotros y contra nosotros...

Como si otros muros no se hubieran levantado, como si nuevamente no tuviéramos que derribarlos...

Reconstrucción

Las mudanzas son terribles; la acumulación, una daga silenciosa; la gripe, un caballo de Troya... mezclarlo todo es crear el cóctel que cerraría cualquier bar en su primera noche... el malestar resultante se define por sí mismo: no estar bien, no estar en el lugar correcto...1

No encontrarse de nuevo en las nuevas habitaciones, pese a ser más pequeñas, pese a ser más cálidas y luminosas, es entristecedor... es un espacio indómito y ajeno, no es tu casa, no hay recuerdos... el único pasado es un infame traslado exprés, con fiebre y sudores fríos y trastos demasiado grandes y demasiado pesados...

Hay que reconstruir otra vez, edificar sin especular, ser honestos, hacer...


cocinar un par de huevos fritos y saber, al mojar el pan, que puede haber esferificaciones más complejas pero puede que no tan gratificantes... paladear una nueva mini tableta de chocolate con leche con relleno de yogur de fresas mientras tu pareja prueba otra con cremoso dulce de leche, compartirlas y preferir cada uno la propia...

ver como ella come pipas en cualquier rincón de la casa con fruición...

descubrir a Foster Wallace recostado en el sofá viendo el sol iluminar la fachada del edificio de enfrente a través del gran ventanal del salón y descubrir que, así tendido y gracias al armatoste del aire acondicionado, uno puede quedar oculto de la vista de los demás y cascarse una paja con toda tranquilidad...

(aun habiendo probablemente leído como cinco veces más en su e-book, T. no ha conseguido todavía desbancarme en lo otro...)

ver, el día siguiente, que al otro lado de esos mismos cristales llueve y llueve y llueve sin parar... observar, como un anciano cotilla tras la cortina, la gente que cruza por la calle peatonal y constatar la enorme variedad de yoes que existen y detestar la enormidad creciente y gritante de chusma que los acaparan...

encontrar más razones para seguir siendo un mediocre misántropo de mierda...

ratificar que en el edificio de delante no se asoma ni el tato pese a que en una de las casas se ve un sillón orejero encarado a la calle de manera descarada... escuchar el zumbido del tráfico rodado de la Gran Vía y acostumbrarse a él a una velocidad mayor de la permitida... darse la primera ducha sin escaldarse, tener el primer baño juntos, caminar en pelotas por la casa, escribir...


leer las aventuras de Umpa-pá y sumarle otro punto al tándem Goscinny-Uderzo (y de paso restarle dieciocho a Hergé porque me apetece)...

ser atendido de manera excelente por el técnico de Telefónica después de dos semanas de retraso por culpa de los inútiles de Jazztel y querer darle propina casi llorando... llegar incluso a pensar en cambiar de compañía pero ver que lo que ellos llaman ofertas yo lo llamo el-servicio-público-que-pagamos-todos-y-que-nos-robaron-y-nos-sigue-robando...

recibir al cabo de ciento cuarenta y cuatro horas un pedido de entrega en veinticuatro horas de Amazon y obtener el reembolso de los gastos de envío después de quejarme por chat con una chica simpatiquísima (a saber si era un bot) del servicio de atención al cliente sobre el desastre que son MRW y SEUR en mi ciudad...

(es patético y sintomático conmoverse con una atención al cliente eficiente, casi tanto como emocionarse porque a uno le sirvan unos kikos con la bebida...)

sentarse en el sillón azul frente a la tele para ver Cazatesoros bajo una manta o estar frente al portátil con una bolsa de Doritos con guacamole y un buen puñado de teleseries... viciarse por primera vez en pareja con las siglas del SSFIV AE PC y hacerse el gallito pese a ser un patata venciendo al malo final...

echar unos cuantos polvos bien echados, no tirados, siempre arrojados...

aprender lo que son los pliegues epicánticos y quitarse de encima dos trabajos de la UNED tan insoportables como carentes de interés... encontrar sitio para todo en diez o quince metros cuadrados menos y donar libros a la biblioteca y llevar bolsas de ropa a los contenedores naranjas para vaciar los armarios...

cambiar la cortina del baño y bombillas, poner lavadoras, limpiar y ordenar sin demasiadas prisas, desordenar como antes...

sentirse cariñosamente estúpido, por esos affaires de l'amour, al ser engañado como en el antiguo piso por T., primero permitiendo con amable ingenuidad que se recueste junto a mí en el sofá y luego siendo, sutil pero irremediablemente, expulsado de los límites del mismo... coger otro asiento y tantear la posibilidad, como en tantas otras siestas, de meterle mano...

darle tropecientas vueltas al colchón hasta encontrar nuevamente el hueco... volver, por fin, a dormir a pierna suelta...

_______
1 Puede resultar indecente hablar en los tiempos que corren (a palos) de abundancia, y aún más hablar mal... peor si además incluye un cambio de domicilio cuya razón no es un desahucio... pero más grave es sin duda que a los auténticos ladrones ni se les pase por la cabeza...

Fachadismo

Traje de cemento sin alma, visión de rey que no viste al pueblo, desnudos de una playa sin niños donde los viejos de la Historia dejaron de jugar hace tiempo...

Expatriados de un futuro que los desahucia y arrincona tras cayados y afilados muros de cristales rotos, se ven atrincherados en sus hogares... cañas y barro bajo ladrillos y asfalto bajo vigas y hormigón... silenciosa materia que avanza y no respira, cultivadora de cementerios de anzuelos y ratas, nichos de pescadores degradados con rostros de herrumbre y sal...

Cada noche, el cielo en desplome sobre las ruinas del pueblo del mar, ensombrecidas a golpe de decretazo y planes peristas... comala costero de ocaso gris al que robaron la malvarrosa para alimentar caracolas ciclópeas en conserva y reserva de vidas secuestradas en ensenadas kamikazes, moluscos exacerbantes rodeados de pupilas vigilantes y osamentas resquebrajadas que dejan un impoluto conjunto blanco de mil trescientos millones a la luna de valencia...

Cuadriplicado el presupuesto en aumento para la ciudad de las artimañas y la inconsciencia levantada a los faraones del nuevo milenio, una vía augusta sigue su lucha de plano contra los trazados del BIC, de los siglos y la ley... seiscientos edificios, mil seiscientas viviendas, erosionados lentamente por un bulevar que pretende llegar hasta las arenas privadas evitando giros de limusina innecesarios...

Hipérbole del sueño decimonónico de Antonio Zarranz Beltrán sobre terrenos que en su día fueron de dominio público, las cinco estrellas del hotel balneario colapsan el espacio a su alrededor... abren agujeros negros como estómagos, distorsionan el tiempo y la realidad... como yonkis de la aluminosis sin rehabilitación posible, los tejados y las paredes del patrimonio cultural van siendo abducidos uno a uno, pedazo a pedazo...

Cuanto más inhabitable, más inevitable... el Cabanyal desaparece ante una urbanización inconcebible e inconcedible, bruselización de una capital que no reacciona, que sigue prefiriendo que lo haga Rita y que acabará con naranjas de la China...

así va el mundo: se levantan mausoleos, se entierran bibliotecas...


















Ver también:

Mudar los hábitos

Remover cielo y tierra, separar montañas, dividir las aguas, hacer una mudanza… en el piso viejo, tuvieron que arrancar hasta las estrellas… los astros fosforescentes pegados al techo se iluminaban como ojos al apagar la luz… cuando fueron separados de su bóveda terrestre, escaparon para adherirse como corales al suelo, a las suelas, a la ropa… y no dejaron de brillar…

Al abrir la puerta por primera vez, los perros husmean los rincones nuevos y desconocidos, se mueven de una habitación a otra meneando la cola, agitados, nerviosos… llegan a dar vueltas sobre sí mismos como peonzas imantadas en el polo norte… fatigados, terminan sentándose frente a su dueño con mirada suplicante en busca de consuelo sin entender que la respuesta es un espejo y un portazo…

El amo ahora es tan esclavo como el cuerpo lo es del agua… las posesiones han mostrado su peso real, las mochilas de piedras que son, los monumentos ecuestres de plomo sobre pedestal que restaban, en suma, vacíos en los armarios olvidados de la historia… explicitan cuánta alma en almoneda se reparten los que un día pensó suyos… y unas manos que no abarcan tanto…

La jauría aúlla bajo su pecho mientras aparta, lava, recoge, clasifica, envuelve, empaca, apila, limpia, carga, desciende, transporta, sube, deja, barre, friega, desempolva, abre, reparte, coloca, ordena, reordena… parece quieto atareado en sus verbos pero, adverbialmente, se adjetiva inquieto, desubicado, cansado, harto, desesperado… parece que el parto no acaba nunca y, cuando lo hace, está la luz…


Veinte metros cuadrados más por veinte euros menos es una cifra sonriente, económica y espacial… pero cuando el sol entra por la ventana los primeros días, el espacio se convierte en distancia y el pasillo, en corredor… eliminada la rutina, se yerra, las habitaciones no son las que eran y la búsqueda se convierte en el estribillo de un violinista bajo un tejado asediado por desafines y cantes…

Ya no se oye al vecino loco que sacudía su techo para agitar tu suelo porque oía demasiado ruido y demasiada furia en todas partes, sobre todo en su cabeza de hucha que no dejaba de contar dinero… ahora resuenan en la planta superior gemidos placenteros, como si los ángeles por fin tuvieran sexo y se corrieran de gusto aplastándose contra las paredes, sobre la alfombra, contra los chirriantes muelles del colchón…

Desaparecieron la montaña y el castillo ruinoso en su cima y los edificios obreros de ladrillo apiñados en la loma, y se evaporó el mar que dibujaba el horizonte y que rompían todos los emblemas de Barcelona, reunidos en una única postal brumosa… ahora las ventanas son viñetas de Akira a refugios postapocalípticos, como ciudad Badia o la arquitectura nazificada de Gabreel, donde de noche se iluminan los techos de salones desiertos…

Y fuera todo queda cerca porque todo es conocido… junto al vecino ido, se abrían los cincuenta metros cuadrados de la palma de una mano en medio de un mar de leche… los mapas pueden dibujar lo inimaginable; puede que bajo sus líneas no haya nada o que sea tan inhabitable que acabe siendo pasto de máquinas distópicas, turistas con cartera o engominados de maletín…

Pero una mañana o una noche o un atardecer el puzle dejará de ser un rompecabezas… acabará siendo más fácil acertar el interruptor a tientas que pasear por las calles que vuelven desde la juventud y el pasado… y el caminar acabará devolviendo en el futuro otra mudanza sobre la cara del residente emigrante que, con o sin pertenencias, verá la pertinencia e impertinencia de sus actos, el peso, las consecuencias, lo consiguiente…

y sobre el nuevo suelo, bajo vieja suela, tenaz, fiel, aventurera, ladradora, mordedora, irredenta, seguirá encendida una estrella…


Por una economía justa y democrática

Para refundar un nuevo sistema económico, no alcanza con controlar mejor a los bancos, dar un marco a los mercados de los productos derivados, enfrentarse a los paraísos fiscales, controlar las remuneraciones de los traders, terminar con las super bonificaciones y los paracaídas dorados, reformar las agencias calificadoras, cambiar las normas contables, regular los fondos especulativos, otorgar menos créditos para la especulación, limitar la titularización, prohibir los hedge funds o reactivar la economía por medio del gasto público. Todas medidas, por cierto, deseables.

Pero sobre todo habría que dar un mayor control a los ciudadanos sobre los recursos estratégicos de los estados y sobre las decisiones económicas que conciernen a sus vidas. Habría que crear organizaciones financieras internacionales que prioricen las necesidades de los hombres. Que respeten y defiendan la declaración integral de los derechos humanos, la justicia social y un medio ambiente igualitario. Habría que garantizar empleos decentes y servicios fundamentales gratuitos o subvencionados como la salud, la educación, la cultura, la vivienda, el transporte, el acceso al agua potable y a una energía limpia y renovable.

Así, la economía finalmente será justa y democrática. Y como uno sólo reemplaza eficazmente lo que destruye, la etapa salvaje y más irracional del capitalismo neoliberal llegará entonces verdaderamente a su fin.


La catástrofe perfecta, de Ignacio Ramonet
Traducción de Gabriela Villalba
Ed. Icaria

Ironía inmobiliaria

una pareja con sueldos inframileuristas de 650€ representa unas ganancias demasiado justas (más por justedad que no por justicia) para poder alquilar un piso de precio análogo si no cuentan con avaladores que den soporte a su candidatura para ciudadanos con vivienda propia…

por contra

una pareja con sueldos superiores a los 600€ posee unos beneficios superiores al mínimo exigido por la Institución del punto G de la catalanidad para poder recibir una ayuda que les facilite pagar su hipotética (que no hipoteca) home sweet home, con más esperanza que gloria…

por consiguiente

una pareja con sueldos medios se atasca en un to dwell or not to dwell inevitable, casi inhabitable e inacabable como un rose is a rose is a rose is a rose incesante que se enclaustra en un in-between anglificado e inglificado, prisión hedionda de entrepierna de arco triunviral (que no triunfal pero acaso viral) donde frecuentan peticiones y limosnas lastimosas que consumen el tiempo y el deseo…

Foto de Jorge Miente

Casas vacías

Los Papalagi viven como los crustáceos, en sus casas de hormigón. Viven entre las piedras, del mismo modo que un ciempiés; viven dentro de las grietas de la lava. Hay piedras sobre él, alrededor de él y bajo él. Su cabaña parece una canasta de piedra.
Los Papalagi

Yo había estado en aquella casa cientos de veces, cientos de veces en aquella casa y en otras cien como ésa. Pero aquélla fue la primera vez que vi lo que eran todas en realidad. Ni hogares, ni habitaciones humanas, ni nada. Sólo paredes de pino que encerraban el vacío. Sin cuadros, sin libros, sin nada que pudiera mirarse o sobre lo que reflexionar. Sólo el vacío que me estaba calando en aquel lugar.
      De pronto dejó de existir en aquel punto concreto y se aposentó en todas partes, en todos los lugares como aquél. Y, súbitamente, el vacío se llenó de sonidos y volúmenes, de todos los sucesos implacables que los individuos habían conjurado en el vacío. Niñas indefensas que gritaban cuando sus propios padres se metían en la cama con ellas. Hombres que maltrataban a sus mujeres, mujeres que suplicaban piedad. Niños que meaban en la cama de miedo y angustia, y madres que los castigaban dándoles de comer pimienta roja. Caras ojerosas, pálidas a causa de los parásitos intestinales, manchadas a causa del escorbuto. El hambre, la insatisfacción continua, las deudas que traen siempre los plazos. El cómo-comeremos, el cómo-dormiremos, el cómo-nos-taparemos-el-roñoso-culo. El tipo de ideas que persiguen y acosan cuando no se tiene más que eso y cuando se está mejor muerto. Porque es el vacío el que piensa, y uno se encuentra ya muerto interiormente; y lo único que se hace es propagar el hedor y el hastío, las lágrimas, los gemidos, la tortura, el hambre, la vergüenza de la propia mortalidad. El propio vacío.

* * * * *

—Una tarde yo estaba aquí —dijo Iran—, mirando, naturalmente, la televisión, y apagué el sonido por un instante. Y entonces oí los ruidos de la casa, de este edificio, y escuché los…
—Los apartamentos vacíos —completó Rick; a veces también él escuchaba cuando debía suponer que dormía.
—En ese momento —continuó Iran—, mientras el sonido del televisor estaba apagado, yo estaba en el ánimo 382; acababa de marcarlo. Por eso, aunque percibí intelectualmente la soledad, no la sentí. La primera actitud fue de gratitud por poder disponer de un órgno de ánimos Penfield; pero luego comprendí qué poco sano era sentir la ausencia de la vida, no sólo en esta casa sino en todas partes, y no reaccionar… ¿Comprender? Supongo que no. Pero antes de eso era una señal de enfermedad mental. Lo llamaban “ausencia de respuesta afectiva adecuada”. Entonces, dejé apagado el sonido del televisor y empecé a experimentar con el órgano de ánimos. Y por fin logré encontrar un modo de marcar la desesperación —su carita oscura y alegre mostraba satisfacción, como si hubiese conseguido algo de valor—. La he incluido dos veces por mes en mi programa. Me parece razonable dedicar ese tiempo a sentir desesperanza de todo, de quedarse aquí, en la Tierra, cuando toda la gente lista se ha marchado, ¿no crees?


¿Cuántas casas hay?

veo dos: una dentro y otra fuera: la de dentro contiene el dormitorio, la de afuera es contenida por la calle; en la de dentro se puede ser, en la de afuera se puede estar...

el cronopio desea salir, dejar de ser un dentro-de-mí para estar fuera con los demás. Pero hubo un tiempo en que su deseo era entrar.

para conseguirlo,
tuvo que afirmar: busco casa, busco una casa...
tuvo que reafirmar: quiero una casa, quiera aquella casa, quiero esa casa...
tuvo que confirmar: quiero esta casa, quiero la casa...
tuvo que firmar: vivo en mi nueva casa, vivo en mi casa, vivo en casa...

veo diez casas, veinte casas...

para esto se exige voluntad. Ver no es lo mismo que Ir-a-ver. Ver una casa se puede hacer de reojo, desde un tren a doscientos quilómetros por hora. Para ir a verla hay que desplazarse hasta donde se encuentra y recorrerle las tripas. Pero una vez dentro, devorado, salir es complicado si no has sido completamente digerido…

la progresión está limitada por conjuntos vacíos. Entre ellos dista un camino marcado por la voluntad inicial, el posterior deseo de posesión y, finalmente, la ocupación y asimilación, recíproca en el mejor de los casos…

se repite el proceso, se multiplican las casas, como hongos, se esparcen, pero no irán nunca más allá de donde quieran los que quieren…

veo mil casas, un millón…

veo el silencio en el cemento…


El cuento de la vivienda

Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa de luz en en dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle.

Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.


Para mis afueras, para mis adentros...

30/09/2006, 18:00. Manifestación por una vivienda digna.


La ciudad se acaba, las afueras comienzan, un campo de fútbol y un edificio en mitad de un mundo que se desdibuja, que borramos, un inmenso bloque cúbico que anuncia que las fronteras invisibles de la urbe se amplían sin cesar pero que, sin embargo, se queda solo, se deja solo, solitario, como abandonado en el borde de un abismo perpetuo… Rodeado pero solo…

Y vive gente… Lo ocupa gente… Lo llena gente…

Nos regañan porque no podemos hacer Fuera, porque tenemos que hacer Dentro, porque Fuera es de Todos, por eso Ninguno podemos hacer Nada; para no molestar a Nadie, mejor Dentro, que es de Uno, aunque se lo tenga que pagar a Otro...

Celdas del panal de la colmena, cajas chinas, muñecas rusas: habitaciones que nos habitan, apartamentos que nos apartan, pisos que nos pisan, plantas que nos plantan, nos desplantan y son un planto –echar raíces–, edificios que no edifican en absoluto…

La “habitación” se define como una “servidumbre personal”, y la “sevidumbre” como “derecho en predio ajeno que limita el dominio en este y que está constituido en favor de las necesidades de otra finca perteneciente a distinto propietario, o de quien no es dueño de la gravada”…

¿Pero quién o quiénes o qué vetó la acción más-allá-de-la-habitación? ¿Quién o quiénes o qué separó los Adentros de los Afueras? ¿Y cómo se hizo? ¿En qué instante los muros de un edificio dejan de ser Fuera para convertirse en Dentro? ¿Cuándo un edificio deja de ser tal y se convierte en una vivienda? ¿Vivienda de negros o merienda de negros? ¿A quién pretenden tomar el pelo?

Ejercicio: Reléase el texto sustiyendo la palabra “edificio” y similares por “cuerpo”. Fíjese en lo jodido que está todo.