Siempre ha llegado tarde…
Después de seis meses sin verse, llega veinte minutos tarde…
Hay cosas que no cambian, piensa el hombre puntual…
Cuando aparece, el hombre impuntual explica que le han surgido muchos compromisos con el pasado, que se acumulan en su reloj, que le faltan horas…
El hombre puntual piensa que es normal, hace poco que volvió, todos querrán verle de nuevo…
Hablan, comen juntos, el día es soleado y frío, está más delgado y hay cosas que sí cambian irremediablemente, de manera más irreparable que la talla de pantalones…
Se sonríen y casi lloran…
El hombre impuntual se despide con media hora de retraso respecto a su cita siguiente…
A este ritmo, dentro de diez años, podrá llegar a demorarse más de cinco meses…
Pero el hombre puntual seguirá esperando…
Qué menos por un amigo…