cajas intermitentes, cajas que no surgen del frío, que desaparecen en la nieve, que se cierran sin previo aviso y se retratan escuetamente en un DIN A4 en Times New Roman a 20 píxeles en el cristal de la entrada cerrada, sucinto cartel descentrado en el tenderete chapado, en la paradita clausurada de los ladrones del templo...
cogen todo y desaparecen, sin una carta, sin un aviso a los clientes... se trasladan dos calles más allá, tres barrios, a otra población... te quedas con el plástico en la mano sin la máquina que escupe dinero con la cara del mayor de los memos... y lo hacen sin vergüenza, sin respeto, sin inmutarse...
en la nueva oficina te saludan acaso con una sonrisa en los labios pero sin adeudar una explicación ni una disculpa... te quieren hacer creer que su existencia es un favor y no un trabajo, que no eres su cliente sino el beneficiario... qué poco miedo tendrán que eliminaron los cristales de seguridad, que abrieron la oficina...
cajas de obra social extinta, nuevos bancos, que no dejan de improvisar movimientos sospechosos, que hoy están aquí y mañana no, que te pueden dejar con los pantalones bajados y un préstamo hasta el cuello... depósitos de desconfianza y dinero, ¿quién nos dice que no acabaremos siendo las gallinas de un corralito?... ellos no avisarán...
cogen todo y desaparecen, sin una carta, sin un aviso a los clientes... se trasladan dos calles más allá, tres barrios, a otra población... te quedas con el plástico en la mano sin la máquina que escupe dinero con la cara del mayor de los memos... y lo hacen sin vergüenza, sin respeto, sin inmutarse...
en la nueva oficina te saludan acaso con una sonrisa en los labios pero sin adeudar una explicación ni una disculpa... te quieren hacer creer que su existencia es un favor y no un trabajo, que no eres su cliente sino el beneficiario... qué poco miedo tendrán que eliminaron los cristales de seguridad, que abrieron la oficina...
cajas de obra social extinta, nuevos bancos, que no dejan de improvisar movimientos sospechosos, que hoy están aquí y mañana no, que te pueden dejar con los pantalones bajados y un préstamo hasta el cuello... depósitos de desconfianza y dinero, ¿quién nos dice que no acabaremos siendo las gallinas de un corralito?... ellos no avisarán...
Catalunya Caixa - Tres Creus, 162, Sabadell |
Cajamar - Psg. Espronceda, 88, Sabadell |