Cinefórum

En una maratón de cine de terror proyectan noventa minutos de guión inverosímil: móvil en mano, un loco retransmite en directo cómo asesina a todos los inquilinos de una casa... geolocalización, cuentas de registro, dispositivos conectados veinticuatro horas, programas de vigilancia, privacidad sin precintos ni secretos... ¿cómo va a ser posible algo así?...

La respuesta se entrega con armas y bagajes semanas después, cuando un supremacista blanco retransmite en vivo la muerte de medio centenar de personas a quemarropa... sus futuros y promesas desconectados para siempre en un caótico vídeo de 17 minutos difundido a través de Facebook Live, la red social más grande del planeta...

A diferencia de la ficción, el metraje no se detiene hora y media más tarde... el cruento oxímoron del ataque terrorista a las dos mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, es respondido por sendos comunicados virtuales de Al Qaeda y Estado Islámico y, apenas un par de días después, otro tiroteo en un tranvía de Utrech deja tres nuevas víctimas y siete heridos...

Se debería intentar recuperar una paz social real, no este trampantojo, pero los gobiernos parecen más centrados en soltar sus condolencias bien ensayadas y hacer un buen papel que en acudir a la raíz del problema... el tiempo entierra los titulares y el nivel de alarma acaba por rebajarse de nuevo, pero el malestar sigue ramificándose y germinando bajo el falso manto de la cotidianidad...

Si lo (in)imaginable se hace carne de cañón, y nadie dirige este rodaje, las tramas descabelladas seguirán reproduciéndose sin control... la misma peli de slasher reaparecerá en cartelera cada poco, generará algún que otro grito y se retirará el jueves siguiente... palomitas y más palomitas ante pantallas manchadas de rojo, como espectadores de un mundo del que ya no fuéramos protagonistas...