En el año 2529, después de hacer el amor, T se tendía sobre la cama desnuda, envuelta en la sábana azul, junto a mí, y leíamos lo que soñaba Bolaño, que ya está muerto, que ya murió (“soñé que estaba muriéndome en un patio africano y que un poeta llamado Paulin Joachim me hablaba en francés —sólo entendía fragmentos como «el consuelo», «el tiempo», «los años que vendrán»”), y sentíamos ganas de follar de nuevo.
Las nieblas del tiempo
Una cámara digital conectada a un televisor es el futuro presente mostrando el pasado presente…
El capnonauta contempla incrédulo las fotos y los vídeos en la pantalla luminosa, intermitente…
Extasiado, en la noche profunda y londinense de las entrañas de Jack, se autocontempla sin idolatría…
Él, fragmentos de vida, lugares oscuros, lagunas inmensas…
A diferencia del adulto que visita los retratos de su infancia y tiene fe en que ese niño es él mismo, el capnonauta no puede ni creer ni entender…
¿Algo perdido o algo ganado?
¿Quién es él? ¿Cuándo y dónde es él?
No alcanza a sonreír igual que en la foto...
El capnonauta contempla incrédulo las fotos y los vídeos en la pantalla luminosa, intermitente…
Extasiado, en la noche profunda y londinense de las entrañas de Jack, se autocontempla sin idolatría…
Él, fragmentos de vida, lugares oscuros, lagunas inmensas…
A diferencia del adulto que visita los retratos de su infancia y tiene fe en que ese niño es él mismo, el capnonauta no puede ni creer ni entender…
¿Algo perdido o algo ganado?
¿Quién es él? ¿Cuándo y dónde es él?
No alcanza a sonreír igual que en la foto...
Conexiones
Hace dos semanas que tengo un libro en la caja sin colocar por culpa de una mala catalogación y el poco espacio…
Hoy me tragué el orgullo, había un hueco en la estantería y, como no iba a tener pronto una solución para el tema del etiquetaje, lo exhumé...
Los códigos sirven para indicar en qué lugar de la librería se ubica cada libro, son numéricos y siempre están mal…
El objeto en cuestión estaba catalogado como biografía de personaje literario cuando, al fijarse en el título, se leía claramente: Rembrandt, Mozart y Freud…
Y de repente, bajé la vista y descubrí que la obra pertenecía al profesor que T más admira, porque le abrió un mundo, porque seguramente no lo olvidará... Eso, para mí, es un maestro…
Pero lo mejor vino después, la grande surprise!, cuando abriendo el libro, en el apartado que inicia la biografía de Mozart, hay una cita…
Ohne Musik wäre das Leben ein Irrtum...
¿No resultan inquietantes a veces todas estas conexiones?
Hoy me tragué el orgullo, había un hueco en la estantería y, como no iba a tener pronto una solución para el tema del etiquetaje, lo exhumé...
Los códigos sirven para indicar en qué lugar de la librería se ubica cada libro, son numéricos y siempre están mal…
El objeto en cuestión estaba catalogado como biografía de personaje literario cuando, al fijarse en el título, se leía claramente: Rembrandt, Mozart y Freud…
Y de repente, bajé la vista y descubrí que la obra pertenecía al profesor que T más admira, porque le abrió un mundo, porque seguramente no lo olvidará... Eso, para mí, es un maestro…
Pero lo mejor vino después, la grande surprise!, cuando abriendo el libro, en el apartado que inicia la biografía de Mozart, hay una cita…
Ohne Musik wäre das Leben ein Irrtum...
¿No resultan inquietantes a veces todas estas conexiones?
Perorata del capnonauta
…joder, tío, el planeta va a petar… viendo en la tele es que me pongo malo, me entra una mala hostia… hoy a los políticos, que si la culpa es tuya, que si del otro, como niños pequeños, ¿y esos son los que dirigen el país?... la raza humana es inteligente, inteligente, ¿inteligente de qué? si lo único que hace es cargárselo todo… los humanos es lo más dañino que hay… nos hemos cargado un montón de especies y el planeta se va a ir a tomar por culo… pero que pete, hombre, que pete, que se mueran todos los humanos… somos un cáncer y si no nos matan antes de que nos vayamos a Marte… si hace poco han descubierto una zona, la última zona virgen de la Tierra, ¡y lo primero que han hecho es empezar a coger especies y especies! especies nuevas que no se conocían y ya las van a destruir… y unos que han llegado donde Cousteau no podía porque había hielo, y como ahora se han derretido han podido llegar, ¡y se han encontrado gambas gigantes! ¡lo que van a durar! ya veo todos los pescadores yendo allí a matarlo todo… pero la madre Naturaleza es sabia y nos va a dar a base de bien… si es que, si existiera cualquier raza inteligente, tanto como un pollo, que no hace falta más, y viera lo que estamos haciendo, que si guerras por petróleo, que si hambrunas y pestes, no se acerca, “¡anda y que os matéis solos!” dirían… pero si luego vienen los que se inmolan por Alá a matarnos y nos extrañamos… a ver, si alguien viene a tu casa y mata a tus padres y se folla a tu madre, a tu mujer y tu hija y luego te mete un pepino que te manda a tomar por saco la casa, te deja la ciudad en ruinas y llena de muertos, ¿qué vas a hacer tú? ¿qué vas a hacer? si es lo más normal del mundo… ojo, que yo no los justifico, que están locos, pero es que, joder, se entiende, se entiende… yo es que a veces veo cosas y no entiendo… o sea, está una mujer en el paso de cebra, parada, esperando para cruzar, ¡y no frenas! y voy y se lo digo al tío y se me pone a gruñir, como neandertales… qué fueron, ¿antes los neandertales, no? nosotros somos homo sapiens, lo más listos, se supone, ¿no?... pero cómo la Naturaleza pudo dejar que saliéramos… entonces, no es perfecta la madre Naturaleza… porque, ¿cómo pasó el mono al hombre? ¿para qué? yo sería feliz siendo un mono, todo el día en el árbol, comiendo plátanos… a saber quién fue el listo del fuego, anda, los bosques a tomar por culo, a quemarlo todo… y el de la rueda, ¡a estrellarse los coches! con el petróleo, que arda todo, a matarse y que así nos extingamos ya de una puta vez… ¿y el listo que dijo “yo soy rey y vais a hacer lo que me salga del rabo porque tengo la sangre azul”? ¿la sangre azul? tuvo que coger alguna fruta o algún bicho azul y espachurrárselo en el brazo y enseñarle a los otros que su sangre era azul y todos “sí, sí, que es Dios” como tontos… tontos, tontos… es que un ser que hace tantas tonterías no puede ser inteligente…
Cuarenta minutos de reloj. Miércoles, 7 de marzo del 2007.
Luego, humo, humo...
L’ameublement de la musique
De Colonia me traje a Satie, grabado en un CD, pitagóricamente reducido a números… él esperó hasta el último momento para copiarlo, la misma mañana, apenas dos horas antes de coger el vuelo… cosas que tal vez no cambian…
La música… en la cama, con la luz apagada, con los ojos cerrados, oscuridad dentro de oscuridad… cierta desazón, cierto desamparo…
Con cada pulsación exánime del piano, una perturbación en una superficie infinita de agua calma y oscura… Pequeñas gotas o pisadas o maremotos de un único instante…
Las calles alemanas, la noche alemana, el frío seco e indiferente… y en medio él, corriendo como desesperado, lleno de fuerza o de rabia, huyendo o dirigiéndose... y sin embargo, un bucle, la misma secuencia siempre, sin acelerarse, sin decelerarse, movimiento rectilíneo uniforme desde el principio del círculo, repitiéndose, repitiéndose una y otra vez sin llegar a ninguna parte…
Hay como una espera, como una esperanza de por-venir, envite que nos lance por fin hacia el horizonte… pero continúa ahí… el escenario va desapareciendo, se van difuminando los volúmenes, el relleno, la materia, los contornos, y sólo queda una especie de recuerdo que parece morir y que parece resistir… como el dejo de un sueño, como el resabio de una pesadilla…
Su habitación, una buhardilla en Kalk desde cuya claraboya se pueden ver las estrellas cuando no hay nubes, un rincón propio hecho de objetos que ya fueron, que vivieron la vida de otros, una sala de pasado que se tiró pero que fue recogido… desde la silla de oficina cubierta con un paño hasta el colchón prestado, el cajón con la pegatina anarquista, la manta amarilla y sucia de los vecinos, las dos mesas que fueron una de mezclas… un dormitorio... y una cocina de segunda mano baratísima y una casa que tuvieron que levantar, que construir…
No había nada, una taza de váter en mitad de un mingitorio vacío donde tocaba su guitarra… un hueco enorme como la música de Satie, un espacio extraño, apático y desolador que de alguna manera impulsa a llenar, a crear, a resucitar…
Termina la pieza y siento ganas de llorar... me siento naufragado, abandonado a la intemperie, derrelicto… y entonces, escucho la siguiente… mientras escribo…
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