La Unión Europea ha aprobado el artículo 13 de la Directiva sobre los derechos de autor en el mercado único digital... casi tres años han pasado desde que el comisario europeo de Economía y Sociedad Digital, Günther Oettinger, presentara una propuesta inicial poco antes de abandonar su cargo para pasar a ejercer como comisario europeo de Programación Financiera y Presupuestos...
Aunque en julio de 2018 fue rechazada por el Parlamento Europeo, con una fuerte oposición online bajo el hashtag #saveYourInternet, las negociaciones siguieron... se hicieron ajustes, pero en enero de 2019 fue detenida nuevamente por el Consejo Europeo, ya que varios países consideraban que no protegía suficientemente los derechos de los usuarios...
Sospechosamente, los mayores beneficiarios de todo este pitote, los titulares de los derechos, también se desmarcaron de ella porque consideraban que se alejaba demasiado de la original de 2016, beneficiando a los gigantes de internet... un par de meses después, sin embargo, la directiva vuelve aún peor y es aceptada... la nueva campaña en change.org no pudo hacer nada...
Hasta ahora los prestadores de servicios estaban exentos de comprobar que los contenidos que se subían a sus páginas cumplían con todos los requisitos legales, pues eran considerados meros intermediarios y debía ser un magistrado quien decidiera... con el aciago número añadido a la directiva, esto ha cambiado y sí se les considera responsables directos de los contenidos alojados...
Pareciera, en primera instancia, que los mayores perjudicados son los prestadores de servicio, pues tendrán que revisar uno a uno los archivos que los usuarios añaden a sus servidores... pero el problema va más allá de la onerosa obligación a poner más recursos en alcanzar la imposible tarea de analizar cada bit que se sube de forma masiva a sus páginas...
La consecuencia más terrible es que se aparta el poder de los jueces para entregárselo a órganos administrativos sin conocimientos de derecho, reforzando a las corporaciones y culpabilizando a los usuarios antes siquiera de poder hacer clic... ¿qué harán esos filtros, a riesgo de potenciales sanciones, sino ser más restrictivos aunque haya ausencia de delito?...
Peajes y mordazas camuflados de seguridad parece que configurarán el internet del mañana... no se podrá compartir información valiosa en pro del bien común, pero se podrá recibir publicidad personalizada, hacer compras, pagar suscripciones, pedir préstamos, minar bitcoins, jugar a la lotería, apostar a cualquier deporte imaginable y perder todo el tiempo que nos falte...
Han pasado diez años y la cosa no hace más que empeorar... se ataca la esencia de lo que era una poderosa herramienta para convertirla en otro canal de televisión... vamos del ciberespacio al ciberpunk, de la neutralidad de la red a su neutralización, del conocimiento compartido al pensamiento controlado: nuestra vida como servicio y servidumbre...
Aunque en julio de 2018 fue rechazada por el Parlamento Europeo, con una fuerte oposición online bajo el hashtag #saveYourInternet, las negociaciones siguieron... se hicieron ajustes, pero en enero de 2019 fue detenida nuevamente por el Consejo Europeo, ya que varios países consideraban que no protegía suficientemente los derechos de los usuarios...
Sospechosamente, los mayores beneficiarios de todo este pitote, los titulares de los derechos, también se desmarcaron de ella porque consideraban que se alejaba demasiado de la original de 2016, beneficiando a los gigantes de internet... un par de meses después, sin embargo, la directiva vuelve aún peor y es aceptada... la nueva campaña en change.org no pudo hacer nada...
Hasta ahora los prestadores de servicios estaban exentos de comprobar que los contenidos que se subían a sus páginas cumplían con todos los requisitos legales, pues eran considerados meros intermediarios y debía ser un magistrado quien decidiera... con el aciago número añadido a la directiva, esto ha cambiado y sí se les considera responsables directos de los contenidos alojados...
Pareciera, en primera instancia, que los mayores perjudicados son los prestadores de servicio, pues tendrán que revisar uno a uno los archivos que los usuarios añaden a sus servidores... pero el problema va más allá de la onerosa obligación a poner más recursos en alcanzar la imposible tarea de analizar cada bit que se sube de forma masiva a sus páginas...
La consecuencia más terrible es que se aparta el poder de los jueces para entregárselo a órganos administrativos sin conocimientos de derecho, reforzando a las corporaciones y culpabilizando a los usuarios antes siquiera de poder hacer clic... ¿qué harán esos filtros, a riesgo de potenciales sanciones, sino ser más restrictivos aunque haya ausencia de delito?...
Peajes y mordazas camuflados de seguridad parece que configurarán el internet del mañana... no se podrá compartir información valiosa en pro del bien común, pero se podrá recibir publicidad personalizada, hacer compras, pagar suscripciones, pedir préstamos, minar bitcoins, jugar a la lotería, apostar a cualquier deporte imaginable y perder todo el tiempo que nos falte...
Han pasado diez años y la cosa no hace más que empeorar... se ataca la esencia de lo que era una poderosa herramienta para convertirla en otro canal de televisión... vamos del ciberespacio al ciberpunk, de la neutralidad de la red a su neutralización, del conocimiento compartido al pensamiento controlado: nuestra vida como servicio y servidumbre...
