Trece...
Hubiera sido ideal que cayera en martes o que hubiera sido durante el año anterior pero, por descontado, ni siquiera va a ser publicado el día que tocaba... ya es bastante sorpresa haber llegado a tal denostado número transcurridos ocho años, ciento setenta publicaciones después...
empezó en negro para volverse gris... el texto verde esperanza sobre la noche más oscura se convirtió en más tinta sobre blanco... los temas dejaron de ser la incipiencia del amor o la vivienda digna o los enfrentamientos en la calle por okupación para encontrar una conciencia menos segura y más desorientada en un mundo cada vez menos comprehensible y más combustible...
el problema de la vivienda propia dejó de ser ajeno cuando las propias viviendas empezaron a ser enajenadas e, inevitablemente, la okupación acabó por superar la ocupación... el amor dejó de ser un principio romántico íntimo para convertirse en el principio universal necesario frente a leyes de castas homófobas y chiquilladas de apologéticas supremacista...
defensa del odio en discursos en diferido, eufemísticos y tergiversadores, en boca de saltimbanquis y salteadores y saltadores de pértiga, hipócritas e incultos dopados brincando juntos, presidentes mologuistas que comparecen por presiones de mercados y bancos insultantemente enriquecidos con dinero público sin escuchar a la calle grita y paga hasta cansarse desde los adoquines...
derechos humanos convertidos en desechos de una exprimida expresión de libertad... incendios que arden hasta convertir el mundo en un invierno de pólvora donde, pese a la fría calma, cualquier chispa vuelve a prender la mecha... hipoacusia tras las explosiones de rabia y afonía ante una inefable y olvidadiza realidad...
taconeo triscadeicafóbico de letras en mitad de este alboroto de silencio, baile pesimista de la raźon... los días pasan sin que dé tiempo a asirlos, las protestas se suceden como cambios de chaqueta, judas y brutos que siguen libres de traición a base de indulto y talonario, autores de secuestros inconcebibles de úteros que alumbran a su pesar un futuro cada vez menos brillante...
sucursales orgullosas que se van sin saludar pero despidiendo, trabajadores cómplices que piden justicia y no perdón cuado deberían estar recogiendo su cara caída de vergüenza por criminalizar los baluartes burgaleses levantados contra los bulevares embargantes de la especulación y el robo, saqueo custodiado por antidisturbios, infantas infanticidas intocables...
avanzar hacia los guarismos de la superstición no ha traído más que retroceso, nodos atados y bien atados, una terrible incertidumbre hacia dónde nos puede vomitar todo esto, si acaso la situación no se está convirtiendo en un déjà vu no tan paradójicamente distópico...
Trece, ni su rima ya consuela...
Hubiera sido ideal que cayera en martes o que hubiera sido durante el año anterior pero, por descontado, ni siquiera va a ser publicado el día que tocaba... ya es bastante sorpresa haber llegado a tal denostado número transcurridos ocho años, ciento setenta publicaciones después...
empezó en negro para volverse gris... el texto verde esperanza sobre la noche más oscura se convirtió en más tinta sobre blanco... los temas dejaron de ser la incipiencia del amor o la vivienda digna o los enfrentamientos en la calle por okupación para encontrar una conciencia menos segura y más desorientada en un mundo cada vez menos comprehensible y más combustible...
el problema de la vivienda propia dejó de ser ajeno cuando las propias viviendas empezaron a ser enajenadas e, inevitablemente, la okupación acabó por superar la ocupación... el amor dejó de ser un principio romántico íntimo para convertirse en el principio universal necesario frente a leyes de castas homófobas y chiquilladas de apologéticas supremacista...
defensa del odio en discursos en diferido, eufemísticos y tergiversadores, en boca de saltimbanquis y salteadores y saltadores de pértiga, hipócritas e incultos dopados brincando juntos, presidentes mologuistas que comparecen por presiones de mercados y bancos insultantemente enriquecidos con dinero público sin escuchar a la calle grita y paga hasta cansarse desde los adoquines...
derechos humanos convertidos en desechos de una exprimida expresión de libertad... incendios que arden hasta convertir el mundo en un invierno de pólvora donde, pese a la fría calma, cualquier chispa vuelve a prender la mecha... hipoacusia tras las explosiones de rabia y afonía ante una inefable y olvidadiza realidad...
taconeo triscadeicafóbico de letras en mitad de este alboroto de silencio, baile pesimista de la raźon... los días pasan sin que dé tiempo a asirlos, las protestas se suceden como cambios de chaqueta, judas y brutos que siguen libres de traición a base de indulto y talonario, autores de secuestros inconcebibles de úteros que alumbran a su pesar un futuro cada vez menos brillante...
sucursales orgullosas que se van sin saludar pero despidiendo, trabajadores cómplices que piden justicia y no perdón cuado deberían estar recogiendo su cara caída de vergüenza por criminalizar los baluartes burgaleses levantados contra los bulevares embargantes de la especulación y el robo, saqueo custodiado por antidisturbios, infantas infanticidas intocables...
avanzar hacia los guarismos de la superstición no ha traído más que retroceso, nodos atados y bien atados, una terrible incertidumbre hacia dónde nos puede vomitar todo esto, si acaso la situación no se está convirtiendo en un déjà vu no tan paradójicamente distópico...
Trece, ni su rima ya consuela...
1 comentario
Un año después de este post y la cosa no parece que en absoluto mejore. :/
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