La insoportable levedad del post


El post nace, apenas crece y ya desaparece…

No tiene tiempo material para desarrollarse ante la necesidad de la novedad y la huida sobrerrevolucionada del tiempo contemporáneo inhistoriable. Es como si el pasado fuera fuego y nos ahogáramos a la carrera por no quemarnos, dirigiéndonos funestamente hacia el futuro y no hacia el presente. Preferimos lo perfecto, y por tanto inexistente (o inalcanzable o inhumano, de acuerdo con las creencias de cada cual), a lo fugaz (o concreto o terrenal o humano o vital). Nos maquillamos, huimos de nosotros mismos, no queremos saber de nuestra muerte, aunque ésta sea la única que se afirma, como un acantilado, en nuestro futuro…

La insatisfacción instantánea nos ofrece placeres cuantitativa o temporalmente insuficientes. En el consumismo, que se consume a sí mismo, nos devoramos: la vanguardia, y la retaguardia al aire…

Entonces surge el aburrimiento, porque nuestras vidas se han convertido en esa incapacidad de autocomplacencia total, sentadas ellas “hoy” tranquilamente, mientras nosotros las esperamos incansablemente “mañana”. Kimveer Gill (o los chicos de Columbine o el asesino de Lennon) en sus matanzas suicidas por una portada en el diario del día siguiente…

Nos retroproyectamos hacia el interior porque el exterior ha sido vetado: la autoridad autoritaria sin autor y lo público privado –de aire, de libertad, de Nosotr@s (¿existe un “nosotr@s”?). Nos hundimos en nuestro interior, a través de nieblas sureñas o caminos nevados o redes virtuales, nos perdemos en la vastedad del Yo (¿quién es ése?) creyendo que buscamos Algo cuando más parece que huimos de Él (¿acaso no serán tod@s la misma persona?)…

Y así, ciudades y ciudades y ciudades…

4 comentarios

Anónimo dijo...

Desde la espesa bruma nebulosa de Ponent y en medio de amenazas de lluvia intermitente, el comentario de aningunsitio me parece un grito al aire de una garganta herida.
Gritamos de dolor, de placer, de miedo, pero nuestras exclamaciones no pesan, más bien caen en un vacío que todo lo engulle.
Lloramos de desesperación, de rabia, pero el ladrillo, el metal aplastan nuestros sueños púberes.
Saltamos de nuestros asientos porque eliminan a nuesto equipo de la champions o echan a nuestra concursante de Operación Triunfo... mientras nos damos la vuelta (tan fácil como cambiar de canal o construir nuestra malla de espinas contra la desgracia ajena)y obviamos que la culpa,las pisotadas, el cohete suicida con el que envolvemos nuestras vidas es tan frágil como un desliz en el hielo.
Ah por cierto, si quereis comprobar mi discurso: sólo tenéis que ver las promesas de los políticos en esta campaña electoral. ¿Por qué coño no se dedicarán simplemente a gobernar, que para eso los elegimos?
PD: En referencia a una conversación anterior: Hatsue, a lo que me refería con el buen periodismo es la entrevista de Xavier Sala Martín a Jose Montilla en la Vanguardia del lunes. También se puede consultar en la web de la universidad de Columbia.

Anónimo dijo...

ciudadanos ciudadanos ciudadanos. un gran alegato contra la vida sí señor XD. muy bueno. no ha sido algo con lo que intentas demostrar lo absurdo de todo resumiendo, con lo cual acabas simplificando, NO, esto ha sido más complejo y profundo. Además de ocurrente.

Anónimo dijo...

en realidad mi comentario lo he empezado a esribir cuando no había escrito nadie, pero la presencia de los jefes me ha cohibido. es más ahora mismo no paran de pasar!! si es q así no se puede trabajar..

Anónimo dijo...

¡Qué grandes que sois!

¡No me dejéis nunca!