Bertolt Brecht

Paró para reflexionar... y volvió... como asceta enamorado se refugió en su cueva-palacio y por el amor de una mujer dejó en vilo a un país durante cinco días... ¿para qué?... ¿estuvo reflexionando?... ¿sopesando una autoinfligida moción de censura?...¿o haciendo teatro?... ¿qué ha cambiado?... ¿qué le ha hecho regresar con energías renovadas y fuertes convicciones?...

¿Hasta qué punto ha llegado el show de la política a convertirse en show y a olvidarse de la política?... ¿o es esto la nueva política, el nuevo folletín que llena todas las salas?... cuando su rival político, y luego socio de Gobierno, fue blanco de acusaciones infundadas y sin pruebas consistentes o siquiera demostrables, la palabra lawfare no salió de sus labios...

Cuando la guerra judicial buscaba hundir a sus oponentes en las urnas, la estratagema no parecía ni tan alarmante ni tan sucia... no atisbó que aquello pudiera volverse contra su impoluta figura ni la de los suyos, pese a que al anterior regente socialista hubiera acabado linchado a tomatazos, con artículos calumniosos y libros exacerbados que lo tildaban de iluso, de mermado mental...

Después de Aznar, cuyo bigote barrió la vergüenza de sus filas, y tras la opereta de la autoría etarra en el atentado del 11-M, las líneas rojas se diluyeron... desde entonces, la tramoya de las comunicaciones instantáneas ha ayudado a propagar la inquina y la confusión en la mente de demasiados hasta el punto de que el telón de la incertidumbre ha caído sobre lo que hasta hace todos consideraban axiomas...

Datos falaces, noticias fraudulentas, acusaciones falsas... pero no falsas como cuando se tacha de interesada a una víctima de violación por señalar a un futbolista, ni falsas como cuando el soldado iraquí reprocha al palestino que no desaparezca... más bien falsas como el último recurso del adúltero o el ladrón que nunca han pasado necesidad, el último truco en la chistera de los indecentes...

Ante el tamaño desproporcionado de la montaña pestilente que ha permitido levantar, el presidente replica con otro juego de prestidigitación a ver si cuela, o le otorgan un Premio Max... por desgracia, el poema de Bertolt Brecht resuena con fuerza en nuestras cabezas, más ahora que sabemos que nunca fue suyo, sino de un pastor luterano llamado Martin Niemöller... la mentira lo contamina todo...

Als sie mich holten, gab es keinen mehr, der protestieren konnte...


Martin Niemöller, fotografiado por J.D. Noske

No hay comentarios