¿Qué pintamos ahora?

Como una imagen vale más que mil palabras, ChatGPT no llegó solo, y en abril del año pasado OpenAI anunció DALL·E 2, un modelo que convertía casi por arte de magia cualquier texto en imagen... al poco tiempo, se le unieron Midjourney y Stable Diffusion, y las herramientas creadas para ayudarnos a retratar la realidad empezaron a desdibujarla...

de prompt, la red se llenó de ilustraciones que "ninguna mente humana había imaginado"... habían aprendido de nosotros para rivalizar contra sus maestros... en septiembre de 2022, una obra generada con inteligencia artificial ganaba el concurso de la Feria Estatal de Arte de Colorado... ¿en tan poco tiempo ya habían sido capaces de engañarnos y superarnos?...

la Tierra ha dado ya una vuelta alrededor del Sol, y una fotografía del Papa Francisco enfundado en un plumón blanco nos hizo creer que el Santo Padre tenía el swag de un rapero... era una simple broma, un meme, y aun así sirvió para emborronar un poco más la menguante frontera entre la realidad y la ficción que estas máquinas hacedoras de sueños ignoran por completo...

pero el onirismo generado no ha tardado en tornarse pesadilla... bajo la lupa, los retratos de sonrisa inmaculada tienen tantos dientes como manos de seis dedos se necesitan para contarlos... hasta los hermosos paisajes parasitan las figuras que contienen hasta fagocitarlas... es el mundo de hoy: sólo hace falta enfocar un poco la lente para dejar al desnudo su trampantojo de perfección...

La amenaza se acrecienta cuando reflexionamos para qué necesitamos una aplicación que pinte cuadros por nosotros... ¿para que cree arte mientras trabajamos a destajo?... ¿para que en los momentos de asueto podamos dedicarnos a fregar el suelo, a lavar los platos?... ¿sirve para que podamos optimizar las horas de ocio, para que en menos tiempo produzcamos más y más contenido gratuito que alimente a las IA?...

Cada vez son más los autores que se unen para demandar a las empresas detrás de estos modelos, pues han utilizado el arte compartido en redes para entrenarlos sin consentimiento ni regalías... y esa obra que "ninguna mente humana había imaginado" se parece demasiado a un collage de fragmentos de obras que muchas mentes humanas han imaginado a lo largo de décadas y siglos...

La UE está intentando legislar, pero la tecnología avanza a una velocidad vertiginosa... en un año la IA ha creado tantas imágenes como fotografías fueron tomadas durante los primeros 150 años del medio... es humanamente imposible lidiar con estos números, y las noticias de la precarización del sector creativo ya han llegado a las portadas...

Se puede acusar esta visión de ludista, pero es preocupante que se inviertan tantos recursos en fines meramente lúdicos a la vez que auguramos un cataclismo ecológico... la generación de cada una de estas imágenes consume tanto como la carga completa de un móvil... ¿qué pretendemos conseguir?... ¿queremos pintar el futuro, o emborronar para siempre el único lienzo que tenemos?...


Unfinished Painting (1989) de Keith Haring

Mal de ojo

Me dijiste que veías peor, de pasada, antes de irnos de vacaciones... que te debían de haber subido las dioptrías a pesar de que parecía que la miopía se había estancado gracias a las lentillas rígidas... y fuimos de vacaciones y volvimos del viaje, y pasó el tiempo, y fuiste a la revisión anual unos meses más tarde de la fecha... ya no era verano, se acercaba el invierno...

me dijiste que no te acompañara, que me llamarías si acaso la dilatación de las pupilas te impedía salir a la calle con seguridad... cuando me pediste por teléfono que fuera a la consulta, no sonó bien... intenté llegar lo más deprisa posible, con un nudo en la garganta... me sentaron en la sala de espera, y aguardé en silencio oculto tras la mascarilla... cuando saliste, rompiste a llorar al instante...

tu mayor temor llamaba a la puerta... por lo visto, dos últimos años de angustia no habían sido suficientes...  el mundo acabándose, y la empresa insistiendo en que debías ir a la oficina... la desazón de la pandemia se agarraba a los tobillos del presente, reticente a convertirse en pasado tan pronto... un punto en tu mirada, gris, vacío... un agujero negro que amenazaba con engullir el horizonte...

miopía magna, desprendimiento de retina, mácula ocular, tecnicismos para describir el miedo y la desesperación de una lectora empedernida... era irreversible, parte de las células fotosensibles de la mácula se habían deteriorado para siempre, pero se podía frenar, se podía evitar que empeorase... y seguiste adelante, y pasaste tres veces por quirófano, e hiciste todo lo que te prescribieron...

desde diciembre hasta junio... una operación... la cabeza gacha, la burbuja de gas, la hinchazón del rostro, el dolor intenso tras la anestesia, el mal dormir, la paciencia, el optimismo... hay que volver a operar... la segunda y, de nuevo, la cabeza gacha, un implante de silicona, la cara hinchada, el malestar, más nervios, más cansancio... todo al pie de la letra... hay que volver a operar...

en Barcelona, llueve y llueve y llueve... un trasplante de tejido amniótico que no cubre el seguro privado, pero puede por fin restaurar la retina, unir los extremos escindidos... volver a la convalecencia, a aguantar, a ser fuerte pese a las recaídas en el ánimo... ha ido bien, ha quedado bien fijada... hay que evitar cualquier golpe, como es obvio, pero por si sola no va a volver a desprenderse...

un camino por el desierto, con el punto ciego que queda tras mirar el sol, pero sin que llegue la noche... el día seguirá brillando... despedirse de los audiolibros, seguir con los podcasts, regresar a los cines... poco a poco, todo irá mejorando... este periodo aciago se alejará... sacudirse el mal de ojo, regresar a la página escrita, escalar la montaña de libros... seguir siendo la lectora más valiente...