Abrazamos la mayoría de edad como si otorgara legitimidad a nuestras opiniones y actos cuando, en realidad, se limita a darnos permiso para beber y conducir... y el voto... la ultraderecha ascendió en las últimas elecciones como un saludo fascista, dulcificada por unos medios cada día más empecinados en demonizar las protestas de la calle y las tibias propuestas de la izquierda...
Los adultos se ponen la corbata para dar lecciones a una activista de dieciséis años que clama las evidencias que desoímos... "las cosas son más complicadas", afirma paternalmente un político sexagenario mientras sigue tirando billetes y bombas en la guerra del petróleo... la crudeza del crudo no da tregua a los más pobres y sigue diezmando el presente de recursos y vidas...
El poder no quiere nuevos intrusos en sus viejos ciegos planes... doblega las reglas en su favor y torna la libertad de expresión en terrorismo... extiende el miedo y la opresión más allá del carbono... recorre sin mancharse de sangre las trincheras del código... canas atemporales tiñen de respetabilidad la insensatez, que sienta en el banquillo a los acusados antes siquiera de que hayan salido a jugar...
El conocimiento de la mayor enciclopedia del planeta, que ha unido a tanta gente, que es suma de colaboraciones, no ha logrado hacer el mundo más sabio ni coherente... Ni el terror ni el desamparo ante la mayor de las pandemias recientes nos ha ayudado a rectificar... Seguimos protegiendo nuestros errores escudados en la esperanza de que no lo estamos haciendo tan mal...
Envejecer nunca nos ha hecho más consecuentes... cobramos conciencia a través del dolor, pero tan pronto termina borramos la memoria... Por tercera vez la curva de infectados vuelve a subir sin que hayamos aprendido a ponernos bien la mascarilla, y lanzamos a la trituradora el esfuerzo de tantos trabajadores agotados... somos ingenuos como bebés, pero no inocuos como ellos...
Más de dieciocho años de pornografía sadomasoquista pintan un futuro no apto para adultos...