Después de Reyes, el 7 de enero de 2015, dos yihadistas parisinos armados con rifles de asalto iniciaron el año entrando en las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo y matando a doce personas... entre los fallecidos se cuentan los dibujantes y miembros de la redacción Cabu, Charb, Tignous y Wolinski, el economista Philippe Honoré, el corrector Mustapha Ourad, la columnista Elsa Cayat, el conserje Frédéric Boisseau, el fundador del festival Rendez-vous du carnet de Voyage Michel Renaud, el escolta Franck Brinsolaro y el agente de policía Ahmed Merabet...
Las reacciones de protesta de compañeros del medio y de la ciudadanía no se hicieron esperar, no sólo desde Francia sino desde numerosas partes del globo, ante lo que se consideraba un atentado grave contra la libertad de expresión... pero, como en todo, pasado el shock inicial, hubo quienes empezaron a discrepar y a cuestionar si realmente los humoristas no se lo habían buscado, si no habían sobrepasado la supuesta línea de la libertad de expresión y se habían asentado en la ofensa xenófoba de las creencias religiosas… incluso el Papa se negó a poner la otra mejilla…
Por las viñetas difundidas a través de internet, se aprecia un humor grueso que no se detiene en la insinuación… claramente buscan ofender, desacreditar unas creencias o un pensamiento… arguyen los opositores a este tipo de burlas que la libertad propia acaba donde empieza la ajena sin señalar que dicho límite es imposible trazarlo a priori: hasta que sendas burbujas de libre albedrío no se encuentran, se desconocen los espacios conflictivos… ¿hay que ir, entonces, a buscar esas zonas de guerra o cabría mejor evitarlas y mantener una calma estática?...
Uno de los problemas de la frontera entre lo aceptable y lo inasumible es que la negación es siempre consciente del borde mientras que su contraparte vive en un estado de irreflexiva cotidianidad… hasta que no estalla la bomba en el seno del manso orden construido, no se mide la magnitud del edificio levantado… de hecho, antes de cualquier confrontación, nadie se plantea la artificialidad de la estructura que habita, como si la Naturaleza proveyese no sólo de árboles y frutos, sino también de avenidas y semáforos...
Así, la candidez extiende su mundo interior sin mesura ni realidad, creyendo que por doquier un dibujo no es más que tinta sobre papel cuando existen geografías y antropología, cuando aún se asesina por dogma, se sigue matando por fe… el poder eclesiástico no se separó del Estado por milagro mosaico ni versículo mateísta ni sharia coránica… no hay cambio sin enfrentamiento, potencial generador de violencia pero no necesariamente violento, ni nada pervive sin defensa… hay que ser consciente del terreno ganado para no recular en la ignorancia…
El respeto nace entre personas que se otorgan los mismos derechos… aquel cuyas raíces no se asientan en la lógica sino en la ciega necesidad de una creencia no tiene frente así a un igual sino a alguien que yerra, que falta a la “Verdad”, que la insulta… no se puede argumentar con un fundamentalista porque sus pilares no se van a mover… las posiciones monolíticas, inmutables, impiden el consenso social… sin flexibilidad ni acuerdo, no se pueden concentrar fuerzas suficientes para alcanzar metas comunes…
Frente a estas posturas, un desolador paisaje dicotómico de sempiterna oposición o sumisa concesión parece ocupar la panorámica… pero si se enfoca mejor se puede distinguir una tercera vía: la paulatina pero esmerada socavación de los cimientos incuestionables puede tumbar cualquier totalitarismo ideológico… para ello, cabe no olvidar qué se ha conseguido y qué se está protegiendo… sin conocimiento de causa existe el peligro de reírse de todo lo que se mueve, de no sólo relativizar y vaciar de sentido la acción sino de llegar a firmar la misma intransigencia que se ataca…
No es gratuito que haya jóvenes de países donde no debería pasarse hambre abrazando radicalismos de cualquier tipo… Occidente, con sus cartas perfumadas, ha dejado de ser el pedernal de valores que presumía para convertirse en una timba de intereses donde se apuesta con ludopatía y codicia… en su falta de liquidez económica y resolutiva, desasiste la integración de la población en objetivos que protejan los puntales de la democracia para acabar rifándolos a cambio de unas cuantas rupias con las que seguir en la mesa de juego…
¿Con qué cara presentar, entonces, las ventajas de una sociedad gobernada por quien no atesora el legado de luchas pasadas sino que lo dirime frente a unos locos con ideas nada claras pero sí muy fijas que combaten las suyas a sangre si, en cierto modo, a base de amnesia o salvajismo, van a tener finales parecidos pero con trayectos muy distintos?… la juventud anhelante, los adultos traicionados, ¿qué van a elegir?… ¿un triste desvanecimiento en el que poco a poco apagarse o una vehemente explosión en la que, aun por última vez, poder iluminar el cielo?…
Las reacciones de protesta de compañeros del medio y de la ciudadanía no se hicieron esperar, no sólo desde Francia sino desde numerosas partes del globo, ante lo que se consideraba un atentado grave contra la libertad de expresión... pero, como en todo, pasado el shock inicial, hubo quienes empezaron a discrepar y a cuestionar si realmente los humoristas no se lo habían buscado, si no habían sobrepasado la supuesta línea de la libertad de expresión y se habían asentado en la ofensa xenófoba de las creencias religiosas… incluso el Papa se negó a poner la otra mejilla…
Por las viñetas difundidas a través de internet, se aprecia un humor grueso que no se detiene en la insinuación… claramente buscan ofender, desacreditar unas creencias o un pensamiento… arguyen los opositores a este tipo de burlas que la libertad propia acaba donde empieza la ajena sin señalar que dicho límite es imposible trazarlo a priori: hasta que sendas burbujas de libre albedrío no se encuentran, se desconocen los espacios conflictivos… ¿hay que ir, entonces, a buscar esas zonas de guerra o cabría mejor evitarlas y mantener una calma estática?...
Viñeta de David Pope |
Uno de los problemas de la frontera entre lo aceptable y lo inasumible es que la negación es siempre consciente del borde mientras que su contraparte vive en un estado de irreflexiva cotidianidad… hasta que no estalla la bomba en el seno del manso orden construido, no se mide la magnitud del edificio levantado… de hecho, antes de cualquier confrontación, nadie se plantea la artificialidad de la estructura que habita, como si la Naturaleza proveyese no sólo de árboles y frutos, sino también de avenidas y semáforos...
Así, la candidez extiende su mundo interior sin mesura ni realidad, creyendo que por doquier un dibujo no es más que tinta sobre papel cuando existen geografías y antropología, cuando aún se asesina por dogma, se sigue matando por fe… el poder eclesiástico no se separó del Estado por milagro mosaico ni versículo mateísta ni sharia coránica… no hay cambio sin enfrentamiento, potencial generador de violencia pero no necesariamente violento, ni nada pervive sin defensa… hay que ser consciente del terreno ganado para no recular en la ignorancia…
El respeto nace entre personas que se otorgan los mismos derechos… aquel cuyas raíces no se asientan en la lógica sino en la ciega necesidad de una creencia no tiene frente así a un igual sino a alguien que yerra, que falta a la “Verdad”, que la insulta… no se puede argumentar con un fundamentalista porque sus pilares no se van a mover… las posiciones monolíticas, inmutables, impiden el consenso social… sin flexibilidad ni acuerdo, no se pueden concentrar fuerzas suficientes para alcanzar metas comunes…
Viñeta de Francisco Javier Olea |
Frente a estas posturas, un desolador paisaje dicotómico de sempiterna oposición o sumisa concesión parece ocupar la panorámica… pero si se enfoca mejor se puede distinguir una tercera vía: la paulatina pero esmerada socavación de los cimientos incuestionables puede tumbar cualquier totalitarismo ideológico… para ello, cabe no olvidar qué se ha conseguido y qué se está protegiendo… sin conocimiento de causa existe el peligro de reírse de todo lo que se mueve, de no sólo relativizar y vaciar de sentido la acción sino de llegar a firmar la misma intransigencia que se ataca…
No es gratuito que haya jóvenes de países donde no debería pasarse hambre abrazando radicalismos de cualquier tipo… Occidente, con sus cartas perfumadas, ha dejado de ser el pedernal de valores que presumía para convertirse en una timba de intereses donde se apuesta con ludopatía y codicia… en su falta de liquidez económica y resolutiva, desasiste la integración de la población en objetivos que protejan los puntales de la democracia para acabar rifándolos a cambio de unas cuantas rupias con las que seguir en la mesa de juego…
¿Con qué cara presentar, entonces, las ventajas de una sociedad gobernada por quien no atesora el legado de luchas pasadas sino que lo dirime frente a unos locos con ideas nada claras pero sí muy fijas que combaten las suyas a sangre si, en cierto modo, a base de amnesia o salvajismo, van a tener finales parecidos pero con trayectos muy distintos?… la juventud anhelante, los adultos traicionados, ¿qué van a elegir?… ¿un triste desvanecimiento en el que poco a poco apagarse o una vehemente explosión en la que, aun por última vez, poder iluminar el cielo?…