Colonia-Berlín

I

Köln
umlaut
llegamos con el sol...

Nos esperan
los abrazos, el tren, Kalk
(nuevamente)
la zona industrial
el precioso parque para drogodependientes
el centro para politoxicómanos
el carril bici
Sünner Keller, Kölsch, Rhabanilla...

ni persianas ni VISA ni billetes
sólo monedas y Maestro
toneladas de calderilla para un transporte público que no pagamos
/ porque no tenemos cambio...

Eau de Cologne
en Farina Haus y en 4711
de punta a punta
la fuente de colonia que no cesa
y la Heinzelmännchenbrunnen
los fragmentos de la antigua muralla
los quinientos nueve escalones del Gran Dom
caramelos artesanales de fresa y vainilla
casas de prostitutas con números gigantes
una plaza secreta con un monumento dedicado al carnaval
y una inscripción en dialecto fráncico ripuario
la pulida nariz de una estatua que da suerte
el edificio que veía cada mañana ayer hoy derruido
la perorata latinoamericana sobre el riel de la muerte
el Rin, el puente coloreado de candados
un lavabo demasiado alto para poder apoyar los pies
el humor alemán...

el descanso
el tapón imantado de la bañera, el agua perfectamente regulada
todas las puertas con cerradura, hasta la que conecta el salón
/ con la cocina
desayunos pantagruélicos, deliciosas tapas colonienses para cenar...

recorrer la ciudad con bicis y sin frenos
disfrutar de un SPA digno de césares
la explosión de flores del jardín botánico
las graciosas estatuas de jubilados en bañador
las mimosas púdicas
el sol inclemente, los sombreros gratuitos
los conductores respetuosos
el currywurst de Gereonswall
el Eis Café de Neumarkt
la indigesta traducción de Becher por tarrina
la ajustada para Rathaus
donde cada hora un reloj saca la lengua
a un niño que hace un calvo en la fachada de enfrente
el luminoso paseo comercial fantasma cuando todo ha cerrado
el sereno botellón en un parque concurrido y oscuro
la todavía más impresionante silueta de la Catedral
/ recortada en el cielo nocturno
las cuerdas de la guitarra del último día...


II

la despedida
los abrazos, el tren, el aeropuerto
(nuevamente)
el control y el arco de seguridad
los viajeros acostados ocupando tres asientos
bocadillos de carne rebozada
el delayed
el despegue, el aterrizaje, Berlín...

ni suficientes carteles en inglés ni máquinas de billetes
sólo empujones y sudor
como ganado o algo infinitamente peor en el autobús que conduce
/ hasta Alexanderplatz...

el metro amarillo, el hotel naranja
Virgilio o Beatriz saliendo del trabajo para guiarnos
las plazas y calles sucias de modernos y cristales rotos en Barcelona-2
la cúpula de la catedral y la estatua de Marx y Engels
la enormidad, Schlossbrücke, tenderetes
tuberías proletarias o steampunk invadiendo la ciudad
Unter dem Linden under construction
la luz cayendo sobre la Piedad de Kollwitz
(en realidad titulada “Madre con su hijo muerto”)
y un atardecer futuro sobre el lapidario Monumento del Holocausto
(en realidad llamado “Monumento a los judíos de Europa asesinados”)
la puerta de Brandemburgo sitiada por un festival francoalemán
el Reichstag, el Bundestag, “Dem Deutsche Volke”
los aspersores para escapar de las autoritarias temperaturas
el Spree, comer viendo pasar los barcos, dar de comer a los gorriones
visitar Bellevue, recorrer Tiergarten, rendirse ante Siegessäule
acabar el día bebiendo en la calle junto a un tétrico colegio abandonado...

la twin room,
el lavabo con paredes translúcidas, el papel del WC con dibujitos de la WC,
las camas separadas, el techo inclinado de la buhardilla
cena bio-vegetariana en Neukölln, Pflaumenschnecke con Kirschsaft
/ para desayunar...

pedalear hasta Krumme Lanke para bañarse
y comprar after sun en el Rossman por 48 céntimos
un concierto de jazz en un bar de cócteles
un izakaya de mierda, una pizzería deliciosa, un vietnamita romántico
un halloumi, un falafel, tantas especialidades alemanas
una exposición universitaria en la facultad de Bellas Artes
el solitario busto de Nefertiti, el zoológico de Rembrandt Bugatti
la achicharrante cola de dos horas en el Pergamonmuseum
para contemplar la grandiosidad perpetua de la puerta de Istar
y olvidar la banalidad turística de Checkpoint Charlie
la sobrecogedora musealización del Muro en Bernauerstrasse
y la mal hilada tendenciosidad del Jüdisches Museum
(capitalismo / comunismo, asquenazí / sefardí)
los grafitis históricos del East Side Gallery con pollas pintarrajeadas
el barrio de Kreuzberg de Oberbaumbrücke hasta Kottbusser Tor
los 0,75L de agua a 6,50€ en los impagables jardines de Charlottenburg
las gotas de lluvia en la ventana del último día...

No esperan
el check-out, el U-Bahn, el vuelo
(finalmente)
la terminal
la cinta transportadora
el nostalgia en la sala de espera
los recuerdos agolpados en el estómago
Zum Paddenwirt, Berliner Weisse, fritz-kola...

ni ganas ni deseos ni alegría
sólo eterno retorno
gigabytes de fotografías para unas vacaciones que abandonamos
/ porque no tenemos cambio...

Scheiße
eszett
nos vamos con el sol...

1 comentario

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Ir a Alemania y volver rojo como un cangrejo de tanto sol y calor que hacía. Ironías de la vida. XD