Tras los resultados de la primera vuelta de las elecciones francesas, un futbolista hizo algo poco habitual... frente a los micrófonos, Mbappé pidió el voto para frenar a la extrema derecha... se dirigió a los jóvenes, haciendo hincapié en la defensa de los valores que representaba la bandera de su país... Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, había sido el partido más votado con un 33%...
No tardó la derecha en criticarlo por opinar sobre lo que no sabe: un deportista no debe entrar en política... ¿quién puede hablar, entonces, de aquello que nos afecta diariamente, directamente?... la defensa de los fundamentos conservadores es siempre bien recibida en rueda de prensa, pero todo lo que se desvíe de esta línea no cuadra, se tuerce, crispa la rectitud y el orden...
Mbappé no fue el primero ni el más directo, aunque sí el más mediático... antes que él, se habían posicionado Dembelé y Marcus Thuram, quien explícitamente pidió frenar al partido de Le Pen... se sumaron figuras como Thierry Henry y Olivier Giroud, y más de trescientos deportistas de distintas disciplinas firmaron una carta conjunta en L'Equipe llamando a votar en contra de la extrema derecha...
Molesta mucho que los atletas no se mantengan al margen, pero no importa que las instituciones politicen el deporte en pro de sus intereses... desde Chirac presentando a los Bleus como símbolo de la unión del país tras la victoria del Mundial de 1998 hasta Jean-Marie Le Pen criticando que se hiciera "venir a extranjeros [a la selección] y luego se la [bautizara] como 'equipo de Francia'"...
un cuarto de siglo después, el jefe de prensa de una nueva formación ultraderechista repite jugada... en redes, al pie de una foto de Lamine Yamal y Nico Williams, escribe: "¿Pero qué selección española es esta? Parece una broma de mal gusto"... nacidos aquí, pero hijos de inmigrantes, es razón suficiente para que los autodenominados patriotas apunten con el índice y el corazón mientras estiran el pulgar...
les encanta aunar vida y odio... tan pronto lanzan vivas a la patria como piden la muerte de un paria... son los que etiquetan barrios enteros de "estercoleros multiculturales" frente a los que regalan triunfos a una afición que, según dicen, exige más pureza de sangre que fútbol... porque sus goles los podría haber marcado cualquiera, pero el Mundial lo ganamos gracias al corazón de Puyol, a la humildad de Iniesta...
no entienden de juego limpio... sustituyen políticas de integración por soflamas de desintegración driblando la raíz del problema... hasta la izquierda pregona la concordia sin haberla aprendido... en el fondo, nadie quiere ni sabe encarar el problema migratorio... hay demasiada hambre, demasiada sed... y en las urnas, la verdad resta, y la mentira suma... los votantes demandan vendas, no lentes de contacto...
para sorpresa de muchos, la segunda vuelta de las elecciones galas ha trastocado la quiniela... la gauche decidió apartar sus diferencias, formó equipo, y ganó... sin mayoría, pero con la participación más alta desde 1997... la duda es: ¿llega a tiempo?... la desafección cruza el continente, y la propaganda xenófoba tiene calados hasta los huesos a todos aquellos que deben competir contra los nuevos pobres...
y es que siempre sucede igual... pasamos al ataque cuando vamos por debajo en el marcador soñando con que un gol en el último minuto salve el partido... mientras tanto, ¿qué hemos hecho?... ¿estábamos en el campo o en la grada, somos jugadores o espectadores?... nos encontramos en tiempo de descuento, nadie asegura que vaya a haber prórroga, y las agujas del cronómetro corren más que nosotros...