Erik Satie, más que un músico es un «preludiador», un preparador de auditores por medio del sonido. […] Para conseguirlo, todo sirve, incluso […] el tedio. El tedio hipnótico de la repetición […], como la de esos ocho compases finales de Vieux sequins et vieilles cuirasses (1913) que se han de repetir 380 veces, o la insistencia de su célebre pieza Vexations, una partitura de sólo 52 compases (estructura, a su vez, repetitiva: A, A1, A, A2) que se ha de tocar 840 veces «suave y lentamente». (La duración de la pieza es de unas 24 horas).
… Música, pues, […] cuidadosamente aburrida […], ya que para Satie el aburrimiento es “profundo y misterioso”.
… La «musique d’ameublement», perezosa y amnésica, […] está en la base de todas las músicas-muzak y todos los hilos musicales que hoy son. Discretos adamismos que nos envuelven a lo largo de nuestra vida cotidiana.
Prólogo de Llorenç Barber a la edición española de Memorias de un amnésico y otros escritos, Erik Satie, Editorial Ardora