Para mis afueras, para mis adentros...

30/09/2006, 18:00. Manifestación por una vivienda digna.


La ciudad se acaba, las afueras comienzan, un campo de fútbol y un edificio en mitad de un mundo que se desdibuja, que borramos, un inmenso bloque cúbico que anuncia que las fronteras invisibles de la urbe se amplían sin cesar pero que, sin embargo, se queda solo, se deja solo, solitario, como abandonado en el borde de un abismo perpetuo… Rodeado pero solo…

Y vive gente… Lo ocupa gente… Lo llena gente…

Nos regañan porque no podemos hacer Fuera, porque tenemos que hacer Dentro, porque Fuera es de Todos, por eso Ninguno podemos hacer Nada; para no molestar a Nadie, mejor Dentro, que es de Uno, aunque se lo tenga que pagar a Otro...

Celdas del panal de la colmena, cajas chinas, muñecas rusas: habitaciones que nos habitan, apartamentos que nos apartan, pisos que nos pisan, plantas que nos plantan, nos desplantan y son un planto –echar raíces–, edificios que no edifican en absoluto…

La “habitación” se define como una “servidumbre personal”, y la “sevidumbre” como “derecho en predio ajeno que limita el dominio en este y que está constituido en favor de las necesidades de otra finca perteneciente a distinto propietario, o de quien no es dueño de la gravada”…

¿Pero quién o quiénes o qué vetó la acción más-allá-de-la-habitación? ¿Quién o quiénes o qué separó los Adentros de los Afueras? ¿Y cómo se hizo? ¿En qué instante los muros de un edificio dejan de ser Fuera para convertirse en Dentro? ¿Cuándo un edificio deja de ser tal y se convierte en una vivienda? ¿Vivienda de negros o merienda de negros? ¿A quién pretenden tomar el pelo?

Ejercicio: Reléase el texto sustiyendo la palabra “edificio” y similares por “cuerpo”. Fíjese en lo jodido que está todo.

El Ángel del Aburrimiento


En “Bowling for Columbine”, Michael Moore puso a la población canadiense como ejemplo de sociedad que vive sin miedo, sin todas las fobias y paranoias que conducen a los estadounidenses a descerrajarle un tiro a cualquiera que pase demasiado cerca...

Sin embargo, Kimveer “Ángel de la Muerte” Gill, de 25 años, de Montreal, entró en la escuela universitaria de la capital y mató a una profesora e hirió a 19 compañeros para luego ser convertido en un colador por la policía...

Si Kimveer Gill no tenía miedo, me pregunto qué coño tenía...

Kimveer Gill confesaba en internet que “el trabajo, la escuela, la vida” (trabajo y escuela, ése era su resumen de la vida) eran “una mierda”...

¿Pero por qué una mierda? ¿Porque no tenía dinero para vivir? Esto es cuestionable si, como las fotografías nos muestran, poseía la pasta necesaria para adquirir un ordenador con webcam a través del cual colgar sus fotos digitales, acompañado de rifles, machetes y demás hardware bélico...

Siempre podía haber vendido toda esa mierda para comer, o directamente haberse pegado un tiro para dejar de pasar hambre...

Aunque tal vez, pegarse un tiro no le parecía que descargase suficiente adrenalina, o si la descargaba, que tendría poco tiempo para disfrutar del chute...

Mejor ir a matar, a cazar conejos, o mejor, humanos, verlos correr, ver las escenas de las películas o los cómics (siempre, siempre los cómics) o los videojuegos como “Super Columbine Massacre” o la Biblia o la Ilíada, sintiéndolas más cerca, más REALES, oler la peste a sangre y oír los gritos agudos de las ratas del miedo reventándole los tímpanos entre cañonazo y cañonazo...

Desatar adrenalina, sentirse vivo, abandonar el hastío, la rutina insoportable, “el trabajo, al escuela, la vida”...

Es muy posible que Kimveer Gill también fuera un tarado, que naciera chalado perdido o se volviera así o lo volvieran o lo convirtiéramos...

Pero en una sociedad como la occidental, donde todo está reglado y organizado, donde todas la paredes nos parecen acolchadas, donde parece que no podamos hacernos daño pero donde nos lo hacemos aunque lo olvidemos pronto, donde nos han hecho creer que la incomodidad es horrible y la comodidad sumamente fantástica y que debemos aislarnos lo máximo posible para que no puedan robarnos o ocupar nuestro hueco en el sillón (un sillón de Ikea, por cierto), en esta sociedad y en este sillón, digo, es extremadamente fácil encontrarse solo, sin nada que hacer, aburrido, zombi sin sueño a las tantas del mediodía cuando, con el mando a distancia, enciendes la tele y no dan absolutamente nada que valga la pena...

Entonces nos agarramos a lo que sea para sentirnos vivos, y follar, francamente, está bastante complicado últimamente...

De amor y miedo


Me abrazo a T...

a su cuerpo cálido y desnudo…

me aferro y me aprieto en mitad de mi tormenta como un naúfrago a su cuerpo, que me recibe y me acoge con ternura y silencio…

Miro el paisaje enloquecido que aúlla a mi alrededor y me agarro con más fuerza para no moverme del sitio…

y sin embargo, imagino que las olas me arrastran, me engullen y me alejan de su totalidad, que poco a poco es un punto en el horizonte pero un gigante en mi memoria, e imagino que despierto, aturdido, en la orilla de una isla nueva y extraña por descubrir, y me levanto y empiezo a caminar…

Entonces me pregunto cuáles son realmente las opciones, si también, cobarde, egoísta, el maremoto podría arrastrarnos a ambos en mitad de mi remolino salvaje…

T me dirige su mirada más seria, más fría, más distante, como si me escrutara desde el otro polo del mundo a través del océano insondable, y luego se inclina hacia mí, se acerca tanto que su respiración me quema en el cuello, y me susurra…

Tú eres el ancla…

A ningún sitio pero que sea lejos

A ningún sitio pero que sea lejos...

frase genial de El Roto...

un tipo antes de subirse a un autobús de Transportes Utopía...

en el Libro de los Desórdenes...

regalé el libro, me quedé sin libro...