Instrumentalización de la esperanza y el miedo

Fotografía de la manifestación en apoyo a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils con el rey Felipe VI y el presidente de Cataluña Carles Puigdemont

Los atentados de Barcelona sacaron a relucir, nuevamente y en grado extremo, el uso descarado y nauseabundo de cualquier suceso, por trágico que sea, con fines partidistas y políticos... La gente murió porque, a la sombra del mundo iluminado por los focos en el que vivimos, se financia la miseria y el odio... Los trajes venden a las cámaras lo contrario que comercian con sus actos diarios...

El fin justifica a los medios, que se han olvidado de cómo escribir "deontología" sin faltas de cualquier tipo, obendientes perros a cambio de cuatro perras... Pusieron el piloto automático en los canales de veinticuatro horas repitiendo sin cesar lo mismo, muchas veces falso y sin contrastar, para luego encender las máquinas de lodo para arrojar aquello que parece barro pero huele distinto...

En la sociedad de la información, quien quiere mantenerse sano mentalmente debe alejarse del bombardeo de datos, inútiles por hueros, sin huevos ni análisis, meros salvapantallas frenéticos para evitar el grabado permanente en las neuronas... sólo queda una sensación de aturdimiento, la incapacidad de pensar, la ejecución ciega...

El Gobierno, con su actuación y su actitud, se lo puso en bandeja al Govern... parece que ante el "problema catalán", las meteduras de pata y el desprecio son la hoja de ruta... "os queremos, pero vais a hacer lo que digan nuestros santos cojones"... ¿puede algún partido haber sumado más en la causa independentista que los populares?... Ni la izquierda española ha sabido manejarlo...

De cabeza al 1-O (¡uh, oh!), después de tanto tiempo, seguimos teniendo que votar Sí o No a un proyecto de país sin proyectar... cada uno puede plasmar la idea que anhele sin que nunca llegue a acontecer como tal o, incluso, sin que pueda dejar de ser lo mismo que rehúye... una república no tiene por qué tener garantizadas ni la sanidad ni la enseñanza públicas...

Se vende una imagen impoluta de Catalunya, una tierra de acogida donde nunca se ha grafiteado "Antes marcianos que murcianos" ni "33" (Catalunya Catalana), ni se han proferido insultos como "charnego" o "moro de mierda"... Catalunya no está centralizada, los auténticos catalanes son honestos y progresistas, pues ni Pujol ni Vidal-Quadras nos representan, y lo de Llach fue un desliz...

El que no quiere la independencia es españolista y de derechas, o directamente facha... el que duda es, en realidad, un represor reprimido que no asume su verdadera condición... pero de la publicitada aceptación de todo y todos se ha desembocado en el eterno maniqueísmo tan cainita y español del conmigo o contra mí, de sigues adelante con nuestras condiciones o te quedas en la cuneta...

Para el resto del estado, el que quiere el referéndum es un separatista e insolidario, sin preguntarse acaso de dónde viene todo esto, o de si no hubiera estado bien poder decidir si queríamos otro rey después del recibido durante el pack democrático del 75... negar la realidad de conflicto no va a hacer una, grande y libre por mucho que vaya acorde con los tiempos de "Una, Grande y Libre"...

La infructuosidad de las circunvalaciones a la hora de abordar el problema, mareando la perdiz en la anfractuosidad de las circunvoluciones de córtex de la ciudadanía sin cruzar una sola sinapsis, ha dado sus frutos en los corazones de una población afectada emocionalmente por el asunto, arrebatada más por sentimientos crudos que por derechos bien cocinados...

A estas alturas poco se les puede decir a los impulsores de la votación del uno de octubre... el ahora o nunca está de su lado tras el inmovilismo y el nulo diálogo del Gobierno, que escurriendo el bulto les ha dejado el timón... pareciera que quisiesen darle la razón a los conspiranoicos que creen que un acto así sería la excusa perfecta para poder probar la próxima remesa con destino a tierras saudíes...

Fotografía del Mosaico del Pla de l'Os, también conocido como Pavimento Miró, de las Ramblas de Barcelona

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