Para refundar un nuevo sistema económico, no alcanza con controlar mejor a los bancos, dar un marco a los mercados de los productos derivados, enfrentarse a los paraísos fiscales, controlar las remuneraciones de los traders, terminar con las super bonificaciones y los paracaídas dorados, reformar las agencias calificadoras, cambiar las normas contables, regular los fondos especulativos, otorgar menos créditos para la especulación, limitar la titularización, prohibir los hedge funds o reactivar la economía por medio del gasto público. Todas medidas, por cierto, deseables.
Pero sobre todo habría que dar un mayor control a los ciudadanos sobre los recursos estratégicos de los estados y sobre las decisiones económicas que conciernen a sus vidas. Habría que crear organizaciones financieras internacionales que prioricen las necesidades de los hombres. Que respeten y defiendan la declaración integral de los derechos humanos, la justicia social y un medio ambiente igualitario. Habría que garantizar empleos decentes y servicios fundamentales gratuitos o subvencionados como la salud, la educación, la cultura, la vivienda, el transporte, el acceso al agua potable y a una energía limpia y renovable.
Así, la economía finalmente será justa y democrática. Y como uno sólo reemplaza eficazmente lo que destruye, la etapa salvaje y más irracional del capitalismo neoliberal llegará entonces verdaderamente a su fin.
Pero sobre todo habría que dar un mayor control a los ciudadanos sobre los recursos estratégicos de los estados y sobre las decisiones económicas que conciernen a sus vidas. Habría que crear organizaciones financieras internacionales que prioricen las necesidades de los hombres. Que respeten y defiendan la declaración integral de los derechos humanos, la justicia social y un medio ambiente igualitario. Habría que garantizar empleos decentes y servicios fundamentales gratuitos o subvencionados como la salud, la educación, la cultura, la vivienda, el transporte, el acceso al agua potable y a una energía limpia y renovable.
Así, la economía finalmente será justa y democrática. Y como uno sólo reemplaza eficazmente lo que destruye, la etapa salvaje y más irracional del capitalismo neoliberal llegará entonces verdaderamente a su fin.
La catástrofe perfecta, de Ignacio Ramonet
Traducción de Gabriela Villalba
Ed. Icaria
Traducción de Gabriela Villalba
Ed. Icaria
5 comentarios
Libro recomendado. Lo explica todo tan clarito, a diferencia de sus artículos en Le Monde Diplomatique que uno puede encabronarse con razón.
Por cierto, la genial imagen es un anuncio de Greenpeace del grupo Saatchi&Saatchi. :P
Ando un poco perdido, pero no se habla ahí de lo que un día ya tuvimos?
No sé si realmente lo tuvimos, pero si lo tuvimos, no lo debimos tener conscientemente, sabedores de lo que realmente valía, pues si no, no nos lo hubiéramos dejado robar de esa manera, con tanta parsimonia. :P
bueno, clarito, clarito... yo del primer parágrafo no entiendo ni la mitad de lo que es cada cosa...
Para eso están los links, para qulturizarse y dehar de zer un hijnorante, vruta! De verdad, lo explica clarito, clarito, hija. Lehetelo, que te ará vien. XDD
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