Tiempos difíciles

I have heard that in some debating clubs there is a rule that the members may discuss anything except religion and politics. I cannot imagine what they do discuss; but it is quite evident that they have ruled out the only two subjects which are either important or amusing. The thing is a part of a certain modern tendency to avoid things because they lead to warmth; whereas, obviously, we ought, even in a social sense, to seek those things specially. The warmth of the discussion is as much a part of hospitality as the warmth of the fire. And it is singularly suggestive that in English literature the two things have died together. The very people who would blame Dickens for his sentimental hospitality are the very people who also blame him for his narrow political conviction. The very people who would blame him for his narrow radicalism are those who would blame him for his broad fireside. Real conviction and real charity are much nearer than people suppose. Dickens was capable of loving all men; but he refused to love all opinions. The modern humanitarian can love all opinions, but he cannot love all men; he seems, sometimes, in the ecstasy of his humanitarianism, even to hate them all. He can love all opinions, including the opinion that men are unlovable.


Prólogo de G.K.Chesterton
en Hard Times, de Charles Dickens,
ed. Everyman’s Library.

4 comentarios

aningunsitioperointentodetraducción dijo...

He oído que en algunos clubs de debate hay una regla según la cual sus miembros pueden discutir sobre cualquier cosa excepto de religión y política. No puedo imaginarme sobre qué pueden discutir, pero es bastante evidentente que ellos han vetado los dos únicos temas que son importantes o de interés. La cuestión forma parte de cierta tendencia moderna de evitar las materias que puedan comportar algún "acaloramiento" en la discusión, cuando, obviamente, deberíamos, hasta en un sentido social, tratar especialmente estos temas. El acaloramiento del debate forma parte de la hospitalidad como forma parte de ella el candor de la hoguera. Y es singularmente sugestivo que ambos temas hayan desaparecido de la literatura inglesa. La mayoría de la gente que culparía a Dickens por su hospitalidad sentimental son las personas que también lo culparían por sus cerradas convicciones políticas. La mayoría de la gente que lo culparía por su cerrado radicalismo son los mismos que lo culparían por su amplia generosidad. La convicción y la caridad reales están más cerca la una de la otra de lo que muchos piensan. Dickens era capaz de amar a todos los hombres, pero rechazaba aceptar todas las opiniones. El humanitarismo moderno puede respetar todas las opiniones, pero no puede amar a todos los hombres; parece, a veces, en el éxtasis de su humanitarismo, incluso odiarlos a todos, pues ama todas las opiniones, incluso la de que lo hombres no pueden ser amados.

cocamarin dijo...

Gracias por el aporte. ¿De dónde sale? También me gustaría saber quién lo escribe y en qué época y contexto.

¿Se pueden corregir los comentarios? La última frase de la traducción habría que corregirla, que no se entiende (el que se ha cambiado de lugar).

aningunsitioperoquesealejos dijo...

Los datos están debajo del dibujo de Chesterton, el autor de este prólogo...

Sobre el "que" no sé a que te refieres:
"parece, a veces, en el éxtasis de su humanitarismo, incluso odiarlos a todos, pues ama todas las opiniones, incluso la de que lo hombres no pueden ser amados."
A mí me parece en su sitio.

cocamarin dijo...

Ah ok, cierto, era yo quien no lo había entendido bien. Ok, tot aclarit, doncs.