Guerras virtuales y enemigos imaginarios


Quejas como sus enemigos: irreales... la mucha crítica, el mucho pataleo virtual, contra invasores que nadie ha visto cruzar la frontera, cuyos restos siguen sin ser encontrados en las excavaciones arqueológicas del asunto...

Tantas y tantas entradas en blogs, en foros, en webs, burlándose de vegetarianos insomnes que acosan y acusan sin descanso a los pobres carnívoros (carniceros, asesinos, desalmados) materializadas en un silencio vegano calmo aparentemente confundido con algo similar a un ruido atronador...

¿Dónde están esos comelechugas que martirizan a los inocentes mascavísceras?... ¿En qué búnker infecto se ocultan esas feminazis con sus tijeras de podar troncos viriles?... ¿Cómo van a escapar sus víctimas si vayan donde vayan son perseguidas, hostigadas, humilladas?...

Hay un rechazo desproporcionado contra sentencias que nadie ha afirmado, y hay un mutismo desconcertante ante leyes que se han aprobado pero nadie parece considerar relevantes... dos fenómenos que se cruzan como dos cables en un cortocircuito de ridiculez...

—¡Igualdad para todas y todos!
—¡Deja de imponer, puta!

Nos venden el motto de "No cambies nunca" como un lema de valiente fidelidad a uno mismo y no como ancoraje sin coraje, tozudez y miedo que socava, insistencia y creencia fútil de que seremos lo suficiente capaces de atravesar el mismo río dos veces, cuatro, ¡seis mil!...

Nada de jugar con lo que ha sido siempre aunque nunca existiera... Pueden modificar, eso sí, todo lo que no nos toca: los derechos civiles, los convenios laborales, el dinero de las pensiones, los servicios públicos,... pero, ay, el jamón, ¿cómo vamos a vivir sin él?...

Queremos ser aquello con lo que nos alimentaron aunque ahora tengamos que vigilar la salud, seguir siendo aquello que pensaban nuestros padres porque hoy en día sigue siendo asequible vivir con un único sueldo en un hogar sin tarjetas black... las tradiciones y las traiciones hay respetarlas...

Lo peor de todo es que el muro se levanta con ladrillos horneados por uno mismo, lanzados sobre la propia cabeza y afianzados con una argamasa caduca, producto de una idea tan equívoca como distópica sobre el feminismo, o fruto de abortados atentados nonatos con hortalizas...

Se piensa que vienen a recortar libertades cuando es el modelo actual el que pone la almohada encima de la cabeza en vez de debajo... una vigilia a la que nos hemos hecho con velas apagadas, telediarios de medianoche y madrugones sin desayuno...

¿Es necesario poner tanta carne en el asador cuando la explotación ganadera genera más dióxido de carbono que la industria del transporte?... ¿Por qué preocupa más reducir la ingesta de carne que el hecho de que en unos años no vayamos a tener ni para pipas?...

Muchas barreras y ningún piquete... Muchedumbre coartada tras una coartada de servidumbre, de irreflexión, de estampida y precipicio, agonistas reales encarados a antagonistas ficticios... infinito juego de espejos contra enemigos invisibles...