Cajas de cambio automático

cajas intermitentes, cajas que no surgen del frío, que desaparecen en la nieve, que se cierran sin previo aviso y se retratan escuetamente en un DIN A4 en Times New Roman a 20 píxeles en el cristal de la entrada cerrada, sucinto cartel descentrado en el tenderete chapado, en la paradita clausurada de los ladrones del templo...

cogen todo y desaparecen, sin una carta, sin un aviso a los clientes... se trasladan dos calles más allá, tres barrios, a otra población... te quedas con el plástico en la mano sin la máquina que escupe dinero con la cara del mayor de los memos... y lo hacen sin vergüenza, sin respeto, sin inmutarse...

en la nueva oficina te saludan acaso con una sonrisa en los labios pero sin adeudar una explicación ni una disculpa... te quieren hacer creer que su existencia es un favor y no un trabajo, que no eres su cliente sino el beneficiario... qué poco miedo tendrán que eliminaron los cristales de seguridad, que abrieron la oficina...

cajas de obra social extinta, nuevos bancos, que no dejan de improvisar movimientos sospechosos, que hoy están aquí y mañana no, que te pueden dejar con los pantalones bajados y un préstamo hasta el cuello... depósitos de desconfianza y dinero, ¿quién nos dice que no acabaremos siendo las gallinas de un corralito?... ellos no avisarán...

caja de ahorros cerrada
Catalunya Caixa - Tres Creus, 162, Sabadell
Cajamar - Psg. Espronceda, 88, Sabadell

Matricidio

mujeres que abortáis, que odiáis la vida, que soñáis con asesinar niños, con destrozar vidas, vampiresas sedientas de sangre, sádicas dietistas de los vientres abultados, aprovechadas de la ley para sustraer vidas, os robamos ese derecho...

úteros eléctricos deshumanizados, robots de la muerte, aceptad la naturaleza, aceptad la precariedad, las deformaciones, la semilla del pecador que os asalta en el callejón, el mandato de los padres decentes... acatad con la mejor de vuestras sonrisas...

putas, desviadas, impúdicas, contenedores de esperma, avergonzaos de lo que sois... haced el amor tras la sagrada unión, asistid a labores del hogar, a canto, a piano, abrazad la fe y desasíos de las paganas clases de ética... poned la otra mejilla...

decid no al condón, al diu, a la química, al sexo anal, al bukkake, al pegging, al safismo, al fist-fucking... quitadle las pilas al consolador, arrojad al fuego ese cetro de lujuria... dejad penetrar en vuestros fueros el orden del mundo, sin obstáculos...

aunque no lo hagáis por diversión o crueldad, aunque lo decidáis por fuerza mayor o necesidad, no hay excusa... aunque os duela, aunque os traumatice, aunque os sintáis turbadas, destrozadas, frágiles, no hay perdón... ahondad en vuestra culpa...

vuestros cuerpos no os pertenecen, sois vasijas dadoras de vida... la solución no está en los anticonceptivos, en la educación sexual, en el conocimiento y el respeto... sólo hay un camino verdadero y no es vuestro...


Suplicio de invierno

ya no se acerca más el invierno, la amenaza está aquí... poco a poco, los copos han ido cayendo hasta cubrirlo todo con un manto invisible... estar en la calle cuesta más, los pies pesan, la respiración se condensa, las consignas se atragantan...

al principio de la mecha, nos incendiamos de indignación pero tras las hogueras no quedó más que un inclemente y desafecto páramo de tierra quemada... ahora volvemos de la compra con el cesto y el rostro y el sueldo congelados...

el frío ya no golpea los huesos como policía repartiendo justicia... se ha instalado una incómoda y gélida neutralidad en el tuétano de nuestro sostén y sustento... aletargados como yetis, vemos el mundo moverse, sin avanzar, sobre nosotros...

el fuego quema, asfixia, grita cuando está matando mientras la víctima se revuelve desesperadamente en un intento de huida... el frío adormece, silencia subrepticiamente como una traidora reforma aprobada el día antes de un puente, como un puñal de hielo que se deshace después de la herida...

las estalactitas, goteo augural del posible deshacimiento de la gruta, parecen crear únicamente estalagmitas que apeligran la propia caída, y la tenue luz no hace más que acrecentar las deformes sombras en los muros de la caverna...

llena la cabeza de nieve, hemos dejado de arrojar bolas de combate para moldear muñecos desnarigados por el hambre... de nuestros úteros llenos de escarcha sólo nacen caminantes blancos, creyentes ciegos de que el lapidario granizo no es más que un inevitable designio del Cielo...

foto de tres árboles sin hojas en mitad de una gran extensión de nieve